Marsé: «Siento como si la poesía me tendiera la mano»

EFE

CULTURA

El escritor español Juan Marsé recibió este jueves el Premio Cervantes 2008, máximo galardón de las letras en lengua española, de manos del rey Juan Carlos I de España.

23 abr 2009 . Actualizado a las 17:49 h.

Juan Marsé recordó hoy, al comienzo de su discurso de recepción del Premio Cervantes, los tiempos en los que su primer editor, Carlos Barral, creía que el recién llegado a «la trinchera noble de las letras», empleado de un taller de joyería, podía haber escrito «la gran novela sobre la clase obrera de la Barcelona de postguerra».

«Yo podía quizás haber sido, lo digo sin un ápice de sarcasmo, el escritor obrero que al parecer faltaba en el prestigioso catálogo de la editorial», pero no fue así, afirmó Marsé minutos después de recibir de manos del Rey el más importante galardón de las letras hispánicas, en una solemne ceremonia que tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.

Marsé es poco dado a hablar en público y a participar en actos oficiales, pero «la ilusión de recibir el premio» le ayudó a vencer «aprensiones», y también el recuerdo de los dos «grandes poetas» que lo han precedido en el premio, Antonio Gamoneda y Juan Gelman.

«Siento como si la poesía me tendiera la mano», dijo el escritor catalán.

Este novelista que ha procurado recuperar en su obra «la memoria usurpada» por la larga dictadura franquista, no se olvidó de mencionar hoy a los numerosos escritores que le «otorgaron su confianza y apoyo» cuando él empezó a publicar, entre ellos a Gil de Biedma, Jaime Salinas, José Agustín y Luis Goytisolo, Rosa Regás, Caballero Bonald, Ángel González, García Hortelano y Juan Benet.

Especial ayuda le ha prestado siempre Carmen Balcells, su agente literaria «de toda la vida, de ésta y la de más allá», sobre todo desde el día en que Marsé tomó «prestada una ocurrencia» de Groucho Marx y le dijo: «Querida Carmen, me has dado tantas alegrías, que tengo ordenado, para cuando me muera, que me incineren y te entreguen el diez por ciento de mis cenizas».