Hoy se cumple hoy el 50 aniversario de la muerte del escritor sin celebraciones.
29 may 2008 . Actualizado a las 15:13 h.A Juan Ramón Jiménez le concedieron el Premio Nobel el 25 de octubre de 1956, dos días después moría su mujer, Zenobia Caprubí, en Puerto Rico, donde hoy hace exactamente cincuenta años moría él también. Su heredera Carmen Hernández Pinzón se lamenta de que en este día no haya ningún acto institucional que recuerde esta fecha.
Desde que en 2006 se creara, desde la Diputación de Huelva, el trienio juanramoniano para conmemorar estas efemérides, «se han hecho exposiciones, y sobre todo publicaciones y reediciones, que es lo que más nos interesa para que se conozca su obra, pero, la verdad, da pena que hoy en el aniversario de su muerte no se haga nada para recordarlo», ha explicado a Efe Pinzón, sobrina nieta del poeta y la persona que cuida de todo su legado.
Y es que a Juan Ramón Jiménez, que nació en Moguer (Huelva) en 1881, «padre de todos los poetas, del que han bebido todas las generaciones y el que mejor resiste la prueba del paso del tiempo por su pureza», como reconoce el poeta leonés y antólogo del Nobel Antonio Colinas, todavía no se le conoce bien.
«Después de medio siglo de su muerte queda mucha obra suya por publicar. Han salido muchas reediciones y hemos adelantado libros, pero queda mucha obra por conocer para saber cómo iba creciendo la voz de Juan Ramón como poeta, y en eso estamos.
Es nuestro empeño que cada vez se saquen más libros, eso es más importante que los homenajes», reconoce Pinzón. Para la heredera del poeta falta otra parte muy importante por hacer, y es la digitalización de todos los archivos y documentos de Juan Ramón.
«Existen alrededor de 200.000 manuscritos, entre el archivo de Puerto Rico y los de aquí que quedan por digitalizar. Papeles escritos a lápiz por el poeta que con la humedad de Puerto Rico se están perdiendo y es urgente su digitalización», argumenta Pinzón, que asegura que desde todas las administraciones le dan «buenas palabras» pero «al final nadie hace nada».
«Si no conseguimos esto con la ayuda de la Administración tendremos que ir a buscar alguna iniciativa privada», añade.
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer y murió en Puerto Rico, adonde llegó con Zenobia Camprubí tras pasar por Cuba y Estados Unidos en un largo exilio que se inició a principios de 1939, cuando dejaron Madrid.
Fue un autor muy prolífico, escribió desde la adolescencia, con una obra muy amplia, pero en España, y muy posiblemente a causa del exilio tras la Guerra Civil y de las instituciones oficiales de la época, que no eran muy proclives al poeta, a Juan Ramón prácticamente se le conocía por ser el autor de «Platero y yo» y de los primeros romances sentimentales.
Un desconocimiento que se agravó por la falta de publicaciones y que desde hace varios años se intenta remediar con muchos títulos que arrojan luz sobre él y desmienten algunos prejuicios y etiquetas sobre si Juan Ramón era huraño, antipático, antisocial y poco amigo de la familia.
Es el caso de «Ellos», el libro dedicado a su familia y a las «afinidades elegidas», editado por José Antonio Expósito, que prepara ahora la publicación de las revistas que creó Juan Ramón.
Aunque, eso sí, el escritor padeció depresiones nerviosas toda su vida, y una fuerte debilidad física, además de poseer una profunda hipersensibilidad que le llevó a entrar y salir del hospital varias veces, en muchos casos por la nostalgia que tenía de su país y su familia, como recuerda su sobrina nieta.
Recientemente ha sido publicado «Juan Ramón Jiménez. Crónica de un Nobel» por Alfonso Alegre, que recoge el duro camino que tuvo que seguir el poeta hasta la obtención del Nobel; Visor sigue sacando los 48 libros con toda su obra, y también ha salido «Leyenda», su gran proyecto poético.
Además se han conocido los poemas más eróticos y carnales escritos por el poeta antes de conocer a Zenobia, y acaba de salir a a la calle un disco-libro con los poemas y canciones dedicados a su madre, una figura principal en su vida, con la voz de Chili Valverde.