El toro y el «Método»

César Wonenburger

CULTURA

22 ene 2008 . Actualizado a las 16:48 h.

A su bisabuela, la actriz Mercedes Calderón, le negaron un lugar en el camposanto porque a principios del siglo XX los cómicos aún eran considerados gente poco recomendable.

Su madre, la siempre combativa Pilar, de la que heredó talento, militancia y también mala leche, tuvo que aceptar todos los papeles que le dieran para sacarlos adelante a él, nacido Javier Encinas en Las Palmas, el 1 de marzo de 1969, y a su hermano Carlos, actor ocasional. Por eso, después de probar suerte en el rugbi, el dibujo y los garitos discotequeros -donde su físico rotundo, a lo Marlon Brando en los tiempos de la camiseta, le hizo ascender de portero a gogó-, el Bardem que ahora se codea con la aristocracia del espectáculo, y hasta se levanta con una de sus representantes más deseadas, decidió que cuando se dedicara en serio a la interpretación intentaría elegir siempre.

Bigas Luna

Y así ha sido, al menos desde que Bigas Luna lo convirtió en el nuevo icono del actor latino, un Banderas en feo, desinhibido e intenso, obsesivo y autocrítico como los seguidores del Método , siempre dispuesto al sacrificio por un papel sustancioso.

En España lo ganó ya todo: tres Goyas, una Concha en San Sebastián y su fama de borde con la prensa.

Hizo historia en Italia con sendas copas Volpi -una por Mar adentro , rodada en Galicia- , en el Festival de Venecia, y al segundo intento se ha llevado el Globo de Oro, aperitivo de ese Oscar que sin duda lleva inscrito su nombre. Por poder escoger, le dijo que no hasta a Sharon Stone, que lo quería con ella en ese bodrio de Instinto Básico 2 , pero en cambio se puso a chapurrear el inglés para trabajar con el mayor artista plástico vivo de EE.?UU., Julian Schnabel. Luego vendrían Allen, los Coen y lo que se le ponga a tiro. El toro Bardem puede con todo, no tiene límites.