¿Qué hacemos con el puerto de Miño?

MIÑO

César Delgado

En cada bajamar las embarcaciones quedan atrapadas en la arena, que colonizó el recinto a los pocos años de su inauguración. Portos sigue sin ofrecer una solución

15 may 2018 . Actualizado a las 12:18 h.

Miño no es un lugar cualquiera. Es un pueblo pequeño que encierra grandes noticias o enormes paradojas. Entre las primeras, basta ver la urbanización Fadesa elegida como la metáfora del pinchazo inmobiliario en España. Entre las segundas, el convulso mandato que convirtió en alcalde al único edil que no representaba a las dos fuerzas más votadas. Si bien en el caso político las aguas se han apaciguado, no ocurre lo mismo con la otra gran paradoja del municipio, mucho más vieja que el conflicto de la corporación: Miño tiene un puerto sin agua la mitad del día. «Y la plaza es más cara que en Coruña», se queja un usuario. De poco sirven las puertas de entrada a los pantalanes y en las que solos tienen clave de acceso los dueños de las embarcaciones. Basta la marea baja para acceder por las escaleras a todas las lanchas de la instalación. Aquí los horarios de las mareas tienen una importancia mucho mayor que en otros recintos portuarios. «A alguno le pilló la bajamar y se tuvo que quedar esperando a que subiera el nivel del mar», recuerda el dueño de una pequeña lancha. «Pero eso sí, en la bajamar aquí no te roban los barcos». Pero algunos motores sí han desaparecido (aunque es un mal común a todos los puertos recreativos).

Desde el Concello de Miño reconocen que es una obra «mal concebida» desde hace muchos años. Dicen los vecinos que al propio Manuel Fraga hubo que tranquilizarlo cuando descubrió el muelle sin agua y con los barcos atrapados. Todos los directores de Portos se han visto con esta patata caliente, y todos han hablado del drenaje como una solución... para apenas unos años, porque de nuevo las corrientes llenarían el puerto de arena. Pese a todo, el gobierno local actual ha insistido en obtener el mayor rendimiento posible de esta instalación que se ubica en un punto envidiable del litoral por las vistas y las playas cercanas, además de encontrarse en el medio del casco urbano. «Hace meses se celebró una reunión con el director de Portos de Galicia para que se continúe trabajando en el mantenimiento de las instalaciones en superficie, que ya se está cumpliendo», apuntan fuentes municipales.

Y desde el Concello se quiere, además, resaltar todo el entorno del polémico muelle, por lo que está a punto de contratarse la remodelación del parque infantil ubicado a pocos metros de la entrada al recinto portuario. «Otra de las pretensiones es que la zona ajardinada del puerto no se convierta poco a poco, como observamos, en una zona residual, y poder ganar este espacio para la vida de los vecinos de Miño».

Y además, y si la financiación lo permitiese, los paseantes podrían disfrutar de los restos romanos descubiertos hace años por el arqueólogo Antón Malde. Se trata de una especie de alpendre en el que se guardaba pescado y productos de alta mar, por los restos encontrados. Hoy la maleza cubre la zona, pero aún se adivinan algunos ladrillos de la época.