Los duendes de la ría

Antonio Sandoval Rey A CORUÑA

CULLEREDO

ANTONIO SANDOVAL

Los correlimos comunes ya están instalados en O Burgo para invernar

09 dic 2019 . Actualizado a las 16:20 h.

Cuando echan a volar, apretados para formar una nube veloz, y mientras cambian de altura o dirección sobre la brillante superficie de la ría, parecen de pronto desaparecer de la vista, para de inmediato resurgir.

Su truco para lograr ese instante de aparente ausencia es bien fácil: cuanto hacen es girarse al unísono para mostrar, en lugar de sus dorsos oscuros, sus blancas partes inferiores, que entonces se confunden con el fondo pálido contra el que vuelan.

Sesión de magia

Para sus potenciales depredadores, por ejemplo los halcones, esa danza aérea debe suponer, más que un artístico desafío, una burla en toda regla. En mi caso, es como si asistiera a una sesión de magia no por tan sencilla menos fascinante. Y protagonizada, además, por duendes.

Tanto cuando vuelan como cuando se afanan en recorrer las orillas a paso urgente, aguijoneando el limo con sus largos picos en busca de invertebrados, los correlimos comunes me recuerdan siempre a esos geniecillos que en el cuento infantil ayudan por la noche al anciano zapatero, sin que este lo sepa, a terminar las botas que le han encargado de palacio.

Una tribu fiel

Son una tribu muy fiel a este lugar. A saber de dónde vienen. Quizá de muy al norte. Su presencia invernal en este estuario, como la de otras aves, nos vincula de manera muy especial, una vez más casi mágica, a esos lugares tan remotos. Y nos recuerda las verdaderas dimensiones de este planeta. Y su fragilidad.

Hace no tanto, este humedal estaba destrozado por el veneno de la contaminación. Aún le queda mucho por recuperar, pero desde hace ya tiempo las aves han vuelto a él, para convertirlo, entre otras cosas, en un recurso pedagógico extraordinario. A través de ellas, de su diversidad, costumbres y viajes, es más sencillo y divertido enseñar a nuestros ciudadanos más pequeños a cuidar este mundo. A que no repitan los errores de quienes les han precedido. La alegría del zapatero cuando se despierta y ve su tarea terminada no es tan diferente de la mía cada vez que veo a niños y niñas contemplando admirados a estas aves.

Emergencia climática

Pienso en ello mientras en Madrid está a punto de terminar la COP25 sobre la emergencia climática: ¿Qué otros duendes, qué magia y qué realidades, necesitamos hoy mayores y pequeños para aprender? ¿Cómo será el mundo de quienes sean ancianos dentro de siete u ocho décadas? ¿Y este litoral, ante la anunciada subida del nivel del mar? ¿Seguirán los descendientes de estos correlimos comunes acudiendo aquí en invierno en similar número?

Cuando por fin se posan, se ponen a trabajar de inmediato. Lo hacen con un ahínco contagioso, como con sus picos teclearan con impaciencia este mensaje: ¡los mejores duendes son el compromiso personal, el activismo, la educación ambiental, la política honesta, la verdadera responsabilidad corporativa, la convicción en la posibilidad de un futuro mejor! ¡Venga, humanos, despertad, y manos a la obra!

CÓMO IDENTIFICARLOS

Son las aves más pequeñas y numerosas de cuantas pululan por las orillas de la ría.

SUS MIGRACIONES

Aquí son más numerosos en invierno, si bien los podemos ver también en buenas cifras durante sus migraciones primaverales, cuando pasan hacia el norte, y meses después, cuando regresan.