¿Cómo le corto el pelo? En silencio

CARRAL

MARCOS MIGUEZ

Jesús Botana, tercera generación de peluqueros, lleva 45 años en las galerías de Ramón y Cajal

09 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Es posible que solo sea una leyenda urbana en torno a un periodista que ante la pregunta «¿qué tal?» rosmaba siempre la misma respuesta: «¡Mal!». Cuentan que en una ocasión el peluquero le preguntó «¿cómo le corto el pelo?» y su contestación fue rotunda: «En silencio». Jesús Botana, que asegura llevar «millóns de cortes de pelo», entiende esa petición de silencio: «Co paso dos anos xa ves cómo son as persoas: hainas que lles gusta que fales con elas e outras que non. Para que vas a estar falando cunha persoa que quere estar caladiña?». Los años que han pasado desde que Jesús Botana, nacido en Mesón do Vento, el 8 de septiembre de 1951, se instaló en las galerías que unen las calles Ramón y Cajal y Novoa Santos son casi 45 [se cumplirán el mes que viene]. Los temas de conversación con sus clientes son «o fútbol ou a caza» ya que ahora «de política non podes falar».

El cartel «Jesús Botana. Peluquería» está a la entrada de un local por el que parece no haber pasado el tiempo: «Esta é a barbería tradicional de sempre, porque este traballo hoxe xa non se fai». Insiste en ello mientras afeita, a navaja, a Manuel Varela, uno de los clientes habituales. Al acabar le pasa por la cara un objeto blanco húmedo: es la piedra de alumbre que cierra los poros y restaña las pequeñas heridas. «Isto é o mellor que hai», sentencia el peluquero, dando la espalda a las lociones de Varón Dandy que tiene al lado de su instrumental. Evoca Botana como la piedra de alumbre ya la utilizaba su abuelo: «Somos dunha familia de barbeiros, xa o era meu avó alí no Mesón do Vento. Meus tíos, por parte de meu pai, tamén foron todos barbeiros e meu irmán José Manuel ten barbería en Mesón do Vento, a única que hai». Es precisamente su hermano quien le corta el pelo a Jesús, que relata como a los diez años ya se inició en el aprendizaje de este oficio.

De fondo la que habla es la televisión colgada cerca de una figura del Sagrado Corazón de Jesús y de un calendario; encima de este cuelga el típico cuero para asentar los filos de las navajas. Y enfrente un cartel de la exposición del fotoperiodista Xosé Castro titulada R-evolución.

De Carral a Ferrol

Cuenta Botana que «con 16 anos xa era o titular dunha perruquería en Carral. Púxoma meu pai». A pesar de su juventud, «a xente fiábase». Llegó el tiempo de la mili y se fue a Ferrol, al regimiento de infantería Mérida 44, en el cuartel Sánchez Aguilera. Allí no ejerció de barbero porque no le daba las ventajas que tenía en otro puesto: «Non tiña pase de paisano e iso no ano 72 era moi importante». Antes de terminar la mili, y de recibir un diploma como soldado ejemplar, algunos fines de semana volvía a su local para seguir trabajando.

Cuando el dueño de la peluquería de las galerías de Ramón y Cajal se jubiló, Jesús Botana se hizo cargo del local. «As galerías comerciais perderon moito, pero non porque viñera o Corte Inglés senón porque aquí falta Tabacalera e falta o Porto, que eran os que daban vida», argumenta. En estos locales, abiertos en 1959, «había dúas axencias de transporte e había moita xente aquí metida diariamente». Ahora, «isto vaise defendendo a base de traballo, de facer moitas horas e sen coller vacacións».

De los usuarios no comenta anécdotas, «non son para publicar», pero dice: «Teño un cliente que ven tres veces no ano aquí desde Brasil». Ante la sorpresa explica que viene a la ciudad «e aproveita para cortar o pelo». No es el único foráneo y alude a usuarios de Malpica, Laxe [«xente que antes tiña barcos aquí»] o Carral donde «teño clientes que levan comigo máis de 40 anos».

Aunque a estas barberías tradicionales «quédalles pouca vida», Jesús Botana piensa seguir trabajando en la suya «mentres a saúde aguante» y considera que «sería moi duro cerrar porque a esa xente, que máis que clientes eu considero unha familia, non a volvería a ver».