La noche de Miguel Ríos en Riazor

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

PEPETORRES | EFE

El artista ha demostrado tener más vidas artísticas que un gato

24 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque anunció su adiós de los escenarios y se despidió del público coruñés en noviembre del 2010, Miguel Ríos ha demostrado tener más vidas artísticas que un gato. Al margen de la treta comercial del «último tour», parece que el granadino quiere irse. Pero cuando se ve sobre el escenario, recibiendo un baño de reconocimiento por parte de su público, se las ingenia para seguir. El año pasado se sacó de la manga el 40.º aniversario del Rock & Ríos, aquel disco en directo mítico. Iba a ser solo en Madrid. Pero, ya puestos, se ha optado por llevarlo a diferentes ciudades españolas para ampliar la experiencia. La última anunciada es A Coruña, el 16 de noviembre.

La coincidencia llevó a los más viejos del lugar a recordar cuando, en la gira primigenia, el estadio de Riazor quedó como un solar, vetándose desde aquel momento los conciertos en el campo. Hay que puntualizar que no fue la gira de Rock & Ríos, sino la de El rock de una noche de verano, en 1983. Reunió a 20.000 personas el 24 de agosto con un triple cartel. Además de Ríos, incluía a Leño y Luz Casal. La publicidad anunciaba «rayo láser», «pantallas gigantes de vídeo», «motos volantes» y «fuegos artificiales». Y todo eso —entonces muy novedoso y adelantando lo que posteriormente se entendería por un «espectáculo rock»— ocurrió en una velada en la que llovió tanto que el césped derivó en un barrizal. Aquello terminó como terminó. Muy mal. Solución: sin bolos en Riazor hasta el Concierto de los Mil Años de 1993, por intermediación Xacobea. Luego, otra interminable pausa hasta que el pasado verano se celebró el Morriña Fest. Todo el silencio musical restante se recondujo siempre a aquella noche roquera de verano, la que marcaría para mal el futuro de los conciertos de la ciudad.