Ante todo, mucha calma

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Vamos a tener que volver a estampar las camisetas de Siniestro para tratar de sobrellevar el septiembre que se nos viene encima

31 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Vamos a tener que volver a estampar las camisetas de Siniestro para tratar de sobrellevar el septiembre que se nos viene encima. Y octubre, y noviembre, y este invierno más amenazador que el del universo de George R. R. Martin. Si los Stark hubiesen tenido que vérselas con las facturas de la luz, el precio del gas y el disparatado precio de los libros de texto, se habrían lanzado sin dudar a los helados brazos de los caminantes blancos. Es mejor tener los ojos azules que los números rojos.

Serán las facturas, el euríbor, el ciclo electoral que asoma por el horizonte, el cambio climático o la falta de sueño, pero empezamos a estar todos con los nervios de punta. Esta semana, un chaval se cruzó con un bus urbano por el medio de la calzada. No nos lo llevamos por delante de milagro, y con el frenazo saltamos hacia delante los viajeros, y una señora se llevó un fuerte golpe (nada grave, a primera vista). Pero no fue la que más protestó, ni mucho menos. Varios ocupantes del bus empezaron a gritar e insultar por las ventanillas al despistado que a punto estuvo de provocar un drama. Nada raro tras el susto, que fue grande, pero en algún punto entre que recobrábamos el aliento, el chico subía y se disculpaba como podía, y el bus se volvía a poner en marcha, la tensión no bajaba. Y recordé que esa misma mañana había visto de pasada una entrevista con Michael Haneke en la que el director austríaco reflexionaba sobre la violencia, no solo física, elemento central y perturbador, por lo cotidiano, de sus películas. «Creo que una de las principales razones de la violencia es el miedo», decía. Estamos apañados si no empezamos a respirar hondo. Porque en el bus o fuera de él, no parece que nos vayan a faltar razones para los gritos.