La clínica social que devuelve la sonrisa a los más vulnerables en A Coruña

Melissa Orozco / C.A A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

A la izquierda, José María Suárez Quintanilla, presidente del colegio, junto a su equipo.
A la izquierda, José María Suárez Quintanilla, presidente del colegio, junto a su equipo. CESAR QUIAN

El Colegio de Odontólogos ofrece atención a las personas sin recursos

11 nov 2021 . Actualizado a las 11:39 h.

La sonrisa puede marcar el futuro de las personas y determinar su autoestima. Quienes han pasado por infortunios, conocen su valor. El Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la ciudad (Icoec), además de velar por la salud bucodental de los coruñeses, marca un antes y un después en la vida de los más desfavorecidos. La clínica social de la institución ofrece atención a pacientes que son remitidos de asociaciones como Cáritas, la Cruz Roja, la Cocina Económica o Padre Rubinos.

«Prestamos este servicio a las personas que están en condiciones de exclusión social, han tenido problemas económicos o experimentado una situación de maltrato que les impide acceder a una consulta habitual con el dentista», afirma José María Suárez Quintanilla, presidente del colegio.

En el centro atienden a cerca de 400 personas al año. Allí se encuentran 15 profesionales, entre higienistas dentales, prostéticos y administrativos, que prestan sus servicios a los pacientes que llegan referidos de otras organizaciones. La iniciativa comenzó hace siete años y se trató de la segunda clínica social en España. A partir del dinero que pagan los colegiados a la institución se financia este proyecto.

La clínica social recibe el apoyo del Concello de A Coruña y está auditada por la Federación Dental Española. El presidente destaca que las personas que son atendidas por medio de esta iniciativa se encuentran en condiciones bucodentales precarias. Incluso, hay casos de pacientes que han perdido sus dientes. En el centro han pasado refugiados de otros países que están por un período corto en la ciudad mientras encuentran un destino definitivo en Europa. Mientras viven en A Coruña, Icoec se encarga del mantenimiento de su dentadura.

En Icoec también han trabajado con reclusos que pagan una condena en el centro penitenciario de Teixeiro. Una vez al mes, los profesionales se dirigen a la prisión y atienden in situ a los privados de la libertad. «Cuando las personas entran a la cárcel, el estado de la boca empeora muchísimo por el estrés. Cambian de hábitos o dieta, por ejemplo, o el cepillado no es tan bueno», cuenta Suárez Quintanilla.

Para el presidente del colegio, lo más satisfactorio en el servicio que prestan en la clínica dental es ver las sonrisas de las personas al culminar sus servicios. Recibir atención bucodental puede significar una nueva oportunidad laboral. «Hay quienes nos dicen que necesitan sus dientes para poder trabajar. Cuando los pierdes, no solo no puedes ejercer, sino que tenemos la cara más envejecida, hablamos peor y damos una imagen que no es acorde al puesto que queremos desempeñar», dice.

Suárez recuerda los problemas asociados a la mala salud bucodental como las infecciones, complicaciones digestivas o hepáticas y una de las más importantes: el autoestima. Por eso, cuando termina el tratamiento de un paciente, el agradecimiento es una de las mayores recompensas. «He atendido personas que no saben hablar castellano pero conocen el lenguaje mundial de la sonrisa. Se sienten satisfechos al ver que alguien se ha preocupado de su boca» cuenta.