El creador ante el espejo

Antón de Santiago CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Litton, avezado conductor, aportó energía, claridad y matices, cabalmente seguidos por la orquesta con sus solistas

25 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Dirigió el 21.º de la OSG el americano Andrew Litton (1959). Estreno absoluto de obra premiada en el certamen Andrés Gaos 2019 convocado por la Diputación coruñesa (es bueno que la Orquesta vaya cumpliendo sus compromisos): Vía para orquesta, del chileno Álvaro Núñez Carbullanca (1979), y Ein Heldenleben (Una vida de héroe), de Richard Strauss (1864-1949).

Carbullanca se nos presenta como caminante, lo cual evoca el wanderer del primer romanticismo alemán. Mas su mirada se centra en la fisiología de la acción, sístole-diástole, aliento, y el sonido del propio andar. Idea sugerente, que al mezclarse en sonidos musicales, estáticos y dubitativos, producen una amalgama entre lo indolente y la marcha. La música buscó de siempre referencia en la cadencia de los pasos y en los latidos para establecer el pulso del andante. Litton hizo una lectura cuidada. Valorarla tras única escucha, aún atenta, queda para otra vez. El autor recibió aplauso cortés.

Richard Strauss tiene 34 años cuando estrena Una vida de héroe. Es el último de sus poemas sinfónicos, retrato del propio compositor: el héroe es él. Niño mimado, adolescente celebrado -estrenó su primera sinfonía a los 17 años- se considera a sí mismo un héroe en el ámbito de la creación musical. Manifiesta signos de narcisismo, que aún alcanzarán a la siguiente Sinfonía Doméstica. Articula la obra sobre seis enunciados, que le sirven de guía: el Héroe (ante el espejo); sus Adversarios, luego la Compañera; se sitúa en el Campo de Batalla; llega la Paz, y finaliza con la Retirada del Mundo y Consumación del Héroe. Estimulado así el ego, aparece el compositor genial, que eleva una arquitectura orquestal epatante. Propone 8 trompas, 5 trompetas, 2 tubas y 2 arpas sobre un orgánico que alcanza la centena.

Las ideas musicales, su revestimiento, la variedad, que va de épicas sonoridades de los metales -inspiración de futuras bandas sonoras galácticas-, a las explosiones de euforia e inspirado lirismo, son todo un festín sonoro de enorme atractivo. Litton, avezado conductor, aportó energía, claridad y matices, cabalmente seguidos por la orquesta con sus solistas. Cita especial para Spadano. Cerca de mil espectadores premiaron la ejecución.