Lección de seguridad en el 8M

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Eduardo Pérez

Aunaron el derecho de manifestación y la seguridad. Callando bocas y pensamientos catastrofistas adelantados

12 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No veía yo con buenos ojos las concentraciones del 8M. El veto madrileño me parecía bastante razonable y no me hubiera parecido mal que se aplicase la misma medida en A Coruña. No se discute la legitimidad del acto -algo que queda fuera de toda duda-, sino el hecho de que llevamos un año de pandemia tropezando en bucle con los mismos errores. El de las concentraciones que se presumen masivas es uno de ellos.

A la mente me venían las imágenes de multitudes moradas en el Obelisco de otros años. Y esos recuerdos se mezclaban con otras recientes de protestas de todo tipo vistas en España, sean de negacionistas del coronavirus o de defensores de la libertad de expresión. No es cuestión de lo que se plantea, sino de la cantidad de personas que se van a juntar para ello, arriesgándose a un contagio. Hay que evitar mucha gente en el mismo sitio.

Pero lo cierto es que en mi rostro se dibujó una sonrisa cuando el martes vi la portada de La Voz, protagonizada por una fotografía de la concentración feminista. Perfectamente alineadas y guardando la distancia de seguridad, esas personas aunaron el derecho de manifestación y la seguridad. Callando bocas y pensamientos catastrofistas adelantados, como el mío.

Me quito el sombrero. Y, de paso, pido a las organizadoras si pueden venir un día a la salida del cole de mis hijos a regular aquel desbarajuste. O gestionar los deseos de los aficionados del Dépor de recibir al equipo en Riazor, si se juega la permanencia en segunda. También calmar a los cazaterrazas que loquean en cuanto sale un rayo de sol. Y medir los aforos de algunas tiendas de la ciudad. En todos estos casos se genera mucho más riesgo que el que se pudo ver el lunes.