Qué jeta la de estos okupas

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Paula Quiroga

El modus operandi  de algunos okupas revela la existencia de toda una industria del allanamiento que parece funcionar como un reloj

29 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En la coctelera de las justificaciones vertió esta mujer jeta y engaño al 50 %. Agreguemos un toque de indignación, un aire de cierto pesar por los pobres menores sin techo y unos cuantos gritos y ademanes airados para pasear ante las cámaras la dignidad supuestamente pisoteada. Y voilà, ahí tienen la fórmula química de la okupación.

Esta mujer abandonó, agresiva, la ruina de Perillo donde se alojó con su familia durante varias semanas. El juez y la policía les obligaron a soltar la presa inmobiliaria, pero ella no estaba dispuesta a marcharse sin sacar a relucir todo su arsenal, el kit completo del allanador. Como muestra orgulloso sus plumas un pavo real, desplegó ella un vistoso abanico de insultos, advertencias y amenazas contra todo lo que se movía a su alrededor. Y, como estaba previsto en el guion, sazonó su intervención con ese cóctel de jeta y embuste que, detrás del escenario, alguien muy bien organizado se toma la molestia de inculcar a todos los okupas que van pasando por la ciudad.

«Nos vamos a casa de unos familiares que nos acogen», vociferaba al marcharse. La casa familiar resultó ser en realidad otra vivienda deshabitada que ella y los suyos intentaron ocupar de inmediato en Os Castros. Por suerte, los vecinos y la policía se dieron cuenta de quiénes eran y de lo que pretendían, y los sacaron de allí con la rapidez suficiente para que no pudiesen ni rechistar.

En esta antología del disparate en que se ha convertido la ocupación empezamos a familiarizarnos con un modus operandi que revela la existencia de toda una industria del allanamiento que parece funcionar como un reloj. Al menos, esta vez la Justicia resolvió el asunto con agilidad.