Robos, refugio de okupas, dos suicidios y caídas de tablas en el esqueleto de un edificio de Vioño

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

César quian

Los bomberos tuvieron que ir el lunes a asegurar las vallas

16 ene 2020 . Actualizado a las 07:49 h.

Los vecinos de la calle Igualdad ya no saben qué hacer para que se les escuche. Sus casas pertenecen al polígono de Vioño, un conjunto residencial que se puede considerar joven, pero al que le ha salido un grano. Ahí quedó un edificio inacabado de 9 plantas en el que ha pasado de todo y nada bueno. El último disgusto, la caída este lunes por la noche de tablas sobre la acera y el parque. Hubo mucho suerte. Hacía frío y nadie pasaba por allí en aquel momento. Pero obligó a ir a los bomberos para retirarlas y emplear dos horas de su tiempo en revisar los cientos de tablas y sus anclajes que hay en el inmueble. Retiraron las que corrían riesgo de caer y dejaron las que estaban bien sujetas.

Pero eso a los vecinos de la zona no les llega. Agradecen el trabajo del 080, pero hubiesen preferido que el Ayuntamiento, de una vez, proceda a retirar todos los elementos que pueden precipitarse desde lo alto a la calle. También es cierto que el pasado Gobierno local algo ha hecho, pues ordenó vallar el bajo para evitar que se colasen okupas o indigentes.

En ese inmueble de nueve plantas ha pasado de todo en los últimos 11 años. Sobre todo al principio, cuando no estaba ni vallado. Grupos de jóvenes jugaban en su interior y toxicómanos entraban para consumir. También se dieron desgraciados sucesos. Una joven se suicidó junto a su novio y un indigente apareció muerto. «Algo había que hacer, pero no se hizo», cuenta Sagrario Gómez, presidenta de una de las comunidades de vecinos de la zona. Tal es así, que delincuentes vieron ahí un buen lugar desde el que acceder al edificio contiguo, en la calle Igualdad. Hasta en dos ocasiones subieron a uno de los pisos más altos y saltaron a la vivienda. Una vez mientras sus moradores dormían. Aquello fue la gota que colmó la paciencia de los residentes en la zona, que ya habían tenido que emplear dinero para vallar un patio y así impedir el fácil acceso de los amigos de lo ajeno.

Según recuerda el vecino José Gundín, tras muchos años peleando con el Ayuntamiento por la situación del inmueble, en el 2014 el gobierno local de entonces accedió a tapiar el bajo del edificio. Pero no lo hizo del todo.

La constructora se encuentra en concurso de acreedores y nunca hizo nada.