Combatir la no gestión y la ausencia de diálogo serán los primeros retos a los que se enfrentará la nueva alcaldesa. La propia Inés Rey lo dijo durante la campaña electoral y en muchas de sus intervenciones como regidora in pectore. A salvo de acuerdos de mandato que se pudiesen concretar a lo largo de la semana, los números dan de sí para un previsible gobierno en minoría y con una oposición enfrente numerosa y quizás dispersa.
Pero el gobierno en minoría de Inés Rey puede sacar lecciones interesantes de los cuatro años de lo que se dio en llamar minoría absoluta de Xulio Ferreiro. Porque la deficiente gestión del gobierno en retirada, que acabó reflejándose en una ciudad que apenas avanzó, en la sensación de parálisis manifestada por muchos ciudadanos y en un resultado electoral claro y conciso, tuvo más su causa en los prejuicios, la desconfianza y la incapacidad de diálogo de la Marea con otros grupos que en el hecho mismo de no contar con una mayoría holgada.
El PSOE de Inés Rey, que no es nuevo en la plaza ni carece de estructura, cuadros y trayectoria, deberá suplir con diálogo y flexibilidad la falta de concejales propios para sumar mayorías en las votaciones. Deberá evitar posiciones maximalistas y esquivar los maniqueos cantos de sirena que sin duda escuchará. Tendrá que mirar a izquierda y derecha para retomar el ritmo de la gestión y recomponer un Ayuntamiento que se parezca a sus ciudadanos.