Melchor, yo me pido una videocámara como las de la Marina

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Marcos Míguez

22 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Queridos Reyes Magos:

Como creo que este año me he vuelto a portar razonablemente bien, me gustaría pediros en esta carta un par de regalitos que me harían feliz. En primer lugar, estaría bien que me trajeseis una videocámara. Pero no cualquier videocámara; una como las que están instaladas en la Marina, de esas que van a poner 20.000 multas este año a conductores listillos o despistados, que de todo hay. Echo cuentas. Multiplico por 100 euros, 50 con el pronto pago, y… a ver si consigo montar yo un negociete como ese. Eso sí, si me traéis la videocámara, por favor, que sea con el kit completo; que incluya el panel de aviso de zona prohibida, ese que se apaga de vez en cuando, que deja de advertir a los conductores y que, bien utilizado, a lo mejor me permite subir las expectativas comerciales y recaudar por las 36.000 multas del año anterior. Que estamos perdiendo fuelle, ¿eh?

Puestos a pedir, me gustaría también un piso. Pequeño, nada especial. Me vale un pisito de 50 metros cuadrados. En realidad me sirve también si tiene 49,5 metros. Tampoco es necesario que sea exterior ni nada parecido… Como si no tiene ventanas. Y para que no vayáis a pensar que soy demasiado pedigüeño, no me importa si en vez de con un piso aparecéis el día 6 con un local comercial, que no están los tiempos para andar gastando el dinero en propiedades de lujo. Y si al final resulta ser una ruina inhabitable, malo será que no encuentre afinidades y amistades para recolocarlo en algún programa de vivienda.

Y ya está. Esto es lo que deseo para mí. Pero no quería terminar esta carta sin incluir algunos regalitos para otra gente que los necesita más que yo. Así, os pediría, por favor, que les trajeseis un comedor nuevo a los alumnos del colegio Curros Enríquez, unos aseos en condiciones a los del Víctor López Seoane, las luces del patio del Manuel Murguía, un área de juego moderna para los peques de As Conchiñas, islas de pescadería para los trabajadores de San Agustín, una cubierta para la Casa de las Ciencias o un césped artificial practicable para los miles de niños que hacen deporte cada día en los campos de fútbol de la Torre.

Mucho me temo que, si vuestra presencia no lo remedia, será como si recibiesen carbón, pues se van a quedar por ahora sin esos obsequios. Habría una alternativa, que a base de magia lograseis que se aprobaran los nuevos presupuestos municipales, para que se repongan por esa vía los 85 proyectos de los barrios que se han perdido esta semana. Pero, tranquilos, sé que hasta vosotros tenéis un límite y que no puedo pediros cosas imposibles.