Pajaritos y pajarracos

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS

A CORUÑA

VENCEJOS VOLANDO EN LA ZONA DEL OBELISCO
VENCEJOS VOLANDO EN LA ZONA DEL OBELISCO MARCOS MÍGUEZ

05 may 2018 . Actualizado a las 23:34 h.

El vencejo común es un pájaro peculiar. Se pasa la vida en el aire excepto para hacer su nido, se mueve en bandadas que producen gran algarabía con sus chillidos, permanece toda la noche en las alturas mecido por las corrientes hasta que al amanecer desciende de nuevo en grupos que se dispersan… y es una especie protegida por la Administración.

Tanto, que la Xunta, con agilidad, acaba de abrir expediente a una comunidad de la Rúa Nueva por tapiar los huecos de la fachada en que una colonia de vencejos llevaba anidando varios decenios. Los pajaritos se estaban muriendo al golpearse tercamente en su afán por acceder. Es potestad y responsabilidad de la Xunta velar por la seguridad de ave tan singular, capaz de retornar cada año a su nido después de recorrer miles de kilómetros desde su refugio africano. Esa presión institucional y la noticia publicada por La Voz hicieron que la comunidad de vecinos retirase ayer las tablas.

El okupa komún también es un pájaro peculiar. Se pasa la vida en tierra, especialmente para hacer su nido; se mueve en bandas que producen gran algarabía con sus chillidos, permanece toda la noche arriba mecido por las corrientes de ventanas rotas hasta que al amanecer baja de nuevo en grupos que se dispersan... y a su manera, también es una especie protegida.

Tapian los vecinos en la Rúa Nueva y tapian en la Ciudad Vieja, solo que allí lo hacen para intentar sacudirse a los okupas, que, a diferencia de los vencejos, no se encuentran precisamente en peligro de extinción. Por eso los propietarios levantan muros en las puertas de sus casas y renuncian incluso a entrar en ellas con tal de que no sean okupadas. Lo hacen además porque las autoridades competentes, después de meses o años de inacción, parecen incapaces de darles soluciones ágiles para que puedan recuperar sus viviendas y librarse de los pajarracos. El último ejemplo, esta semana, lo hemos visto en la calle Alfonso IX.

Nada debe objetarse, por supuesto, a la defensa del vencejo vocinglero ni a la agilidad con que se anuncian sanciones por atentar contra su integridad. Me parece estupendo, pero es asombroso que casi esté más protegido y tenga más derechos un pájaro ilustre que el pobre propietario que no es capaz de sacudirse de encima un parásito que le impide vivir en su domicilio, hasta el punto de que se conforma con tapiar la entrada para que nadie, ni siquiera él, pueda acceder al interior. En tiempo récord se abre un expediente por perjudicar a los vencejos. Perfecto, pero ¿cuántos meses tendrán que pasar para que se libere cada una de las casas okupadas en la ciudad?