En el año 2003, tras años de presión incesante del alcalde Francisco Vázquez, el Gobierno Aznar acordó la construcción del puerto exterior, firmándose un convenio con el Ministerio de Fomento para la remodelación de la fachada marítima y la financiación parcial de las obras. El Gobierno Zapatero ratificó esas actuaciones al año siguiente. El objetivo era evitar la repetición de catástrofes como las del Urquiola, Mar Egeo o Erkowit, entre otras, y al tiempo incorporar los muelles desafectados a la trama urbana. Para desarrollar el proyecto se contrató al multipremiado Joan Busquets, catedrático en Barcelona y en Harvard, proyectista de remodelaciones semejantes en Barcelona, Buenos Aires, Marsella y otras ciudades. El mismo que posteriormente, ya con el alcalde Javier Losada, redactaría el plan de urbanismo al que se incorporaron sus propuestas portuarias.
Más de quince años de estudios, propuestas, demandas y negociaciones culminaban con beneficios espectaculares para la ciudad, que ganaba grandes superficies de uso público en la mejor ubicación y al tiempo mantenía la actividad portuaria más rentable en una ubicación segura. Gobiernos locales que supieron hacer ciudad. El mismo objetivo de los convenios con Defensa, que recuperaron Punta Herminia, San Pedro, la Maestranza o Macanaz. O los acuerdos para realizar el paseo marítimo o lograr viviendas sociales y un edificio patrimonial en la Tabacalera.
Cuatro años de gobierno popular no depararon ni una sola actuación. Fue inútil para los intereses de la ciudad. El actual gobierno local se le parece. Tan obsesionado por criticar la gestión eficaz de quienes transformaron la ciudad como incapaz de ninguna actuación inversora. Denigrando y obstaculizando a diario la actividad empresarial, creadora de empleo. Ahora pretenden denunciar el magnífico convenio firmado con Fomento, acentuando la parálisis de una ciudad que necesita liderazgo, iniciativa e inversión.