Alumnos del CEIP Salgado Torres acuden a las residencias de mayores para contarles cuentos, leer poemas y hacer teatro
14 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Los abuelos cuentan cuentos a los nietos. Es lo habitual. A veces ocurre al revés: los nietos cuentan un cuento y los abuelos escuchan. Ocurría el pasado jueves en la residencia de mayores Concepción Arenal, en Matogrande. Faltaban unos minutos para el mediodía. Trasiego de personas que van y vienen. Por megafonía anuncian la inminente llegada de escolares del CEIP Salgado Torres. «¿Donde me vas poñer?», pregunta una mujer en silla de ruedas a una de las trabajadoras del centro. Lo primero que hace la cuidadora es ponerle por encima un manto de cariño adornado con una sonrisa; luego la sitúa de forma que pueda ver bien el cuento de los escolares. Poco a poco, personal del centro o acompañantes van situando a casi 30 personas mayores, casi todas ellas en silla de ruedas. En las paredes cuelgan fotos de los grandes del cine: Gary Cooper, Antony Quinn, Robert Redford, Paul Neuman, Carmen Sevilla...
La profesora María José Iglesias prepara a los alumnos, que se sirven de una serie de ilustraciones sobre el camino de Santiago para introducir el cuento Xiana en Compostela. Los mayores escuchan con atención el relato que van alternando las voces de Mateo, Laura, Ainhoa, Manuel, Laura, Alejandra y Cristina. Son siete de los 39 escolares de Salgado Torres que participan en el programa de voluntariado lector que promueve la dirección general de centros y recursos humanos. Desde el centro indican que a través de la asesoría de bibliotecas escolares «decidimos amplialo e saír fóra do centro ás residencias de maiores do noso entorno». Así, durante este curso han estado en las residencias de A Milagrosa y Concepción Arenal, así como el centro terapéutico de Afaco. Fue este centro el que promovió una representación de la obra Un avó moi especial, a cargo de la compañía Migallas. «A súa temática sobre o alzheimer espertou curiosidade na rapazada e cando propuxemos a actividade amosaron entusiasmo».
Así, estos escolares no solo han ido contando cuentos a los abuelos, sino que les han recitado poemas o escenificado obras de teatro. Si los abuelos se divierten los escolares «melloraron na súa expresividade, nos recursos a utilizar».