El Bloque muestra su perfil obrerista

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi ENVIADO ESPECIAL

A CORUÑA

Guillerme Vázquez recuerda a las puertas de Citroën que la marea azul del PP se convertirá «nunha marea negra»

16 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Cada mediodía, sobre las dos, las puertas de Citroën acogen el cambio de turno. Una marea azul, muy diferente a la del PP, en la que un compacto ejército de obreros, con el orden y el sigilo de las hormigas, entra y sale de la mayor industria de Galicia. A su encuentro fue ayer el portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, y la candidata de la provincia, Olaia Fernández Davila, para sembrar el voto de izquierda en terreno fértil, donde se levanta una planta que todavía da empleo a 6.500 trabajadores.

Vigo es el escenario de una encarnizada lucha entre el BNG y el PSOE por movilizar a las clases trabajadoras. Y a la vista del semblante de muchos obreros va a exigir un enorme sacrificio arrastrarlos a las urnas el próximo domingo. En un improvisado micromitin a las puertas de la fábrica, Guillerme lo intentó ayer. Con un par de altavoces y un micrófono, como un orador en el speaker corner de Londres, vino a decir que estamos instalados en una rueda perversa, donde los recortes llevan a un desempleo que a su vez lastra el consumo, lo que impide reactivar la economía. El portavoz, en realidad, se dirigía a los medios. Los obreros, sorprendidos con el acto, iban a lo suyo. Entraban y salían con precisión milimétrica y muchos recogían los pasquines con el aire de indiferencia con que se acepta la publicidad en una calle comercial.

Al final de reparto, en medio de la fila, apareció Pierre Ianni, todavía director de la planta. Al percibir la naturaleza del acto dio un giro para salir por un lado, como quien intenta esquivar un control policial. Casi nadie se dio cuenta, salvo Santiago Domínguez, ex teniente de alcalde, que fue a su encuentro para darle el pasquín. Ya por la tarde, en Ourense, Guillerme Vázquez también llamó a la movilización del voto de izquierda. Aunque allí apenas quedaban obreros.