Los rumores sobre una posible debacle financiera y el miedo a la bancarrota han llevado a muchos griegos a sacar sus ahorros del país. Incluso colectivos tan inesperados como las religiosas lo están haciendo, según informó ayer el responsable del comité parlamentario de lucha contra el lavado de dinero, Panagiotis Nikoloudis. El Ministerio de Finanzas calcula que se han retirado unos 30.000 millones de euros desde el comienzo de la crisis. Nikoloudis dijo haberse sorprendido por el hecho de que no solo los ricos los que están retirando sus fondos, sino personas de todas las capas sociales. «Hasta las monjas se han llevado al extranjero su dinero», declaró a la prensa.
El Gobierno está intentando traer de vuelta al menos parte de los fondos y ofrece a aquellos que repatrien capital el pago de solo un 8% de impuestos. «Más no podemos hacer por el momento», admitie una fuente del Ministerio de Finanzas.