Antonino Rodrigues Rocha llegó a la provincia coruñesa hace doce años. Pero fue aterrizar en Galicia y este caboverdiano de 44 años comenzaba otro viaje, de ida y vuelta constante. Había sido contratado por una empresa pesquera, con un sueldo suficiente para alimentar a su mujer y a sus seis hijos.
Sin embargo, este puesto laboral no resultaba agradable para Toni. Demasiada distancia y un tiempo de espera «interminable» para volver a sentir el calor de sus seres más queridos. Así, a principios de este 2008, decidió que había llegado el momento de establecerse en tierra firme y disfrutar de la vida familiar. La gran oportunidad apareció con el bar Cabo Verde, un local situado en la calle Entrepeñas y que estaba en venta. No tardó en adquirirlo.
Con su propio negocio, Toni está muy satisfecho de poder ofrecer «lo mejor» de la gastronomía de la pequeña isla. Una de las grandes especialidades de la casa es la catchupa. «Se trata de un plato tradicional del país, que se prepara con maíz y frijoles. Es muy nutritivo y sabroso», garantiza el africano. «También tenemos un cocido de Cabo Verde, croquetas y empanadillas. Todo casero, ya que lo cocina mi mujer», promete Toni.
En cuanto a la bebida, además de las «típicas cervezas y vinos», el local ofrece la posibilidad para degustar «el pontche y, especialmente, el grogue, el aguardiente de la isla, extraído de la caña de azúcar».
Una oferta encuadrada en un ambiente «agradable y acogedor». «Los clientes que hemos tenido nos han agradecido mucho el servicio. La verdad es que les gusta nuestra carta. Y hasta el momento, no hemos tenido problemas con nadie», sentencia Toni, «muy orgulloso» de su nueva vida.