«La juventud ha cambiado la inquietud cultural por el botellón»

A CORUÑA

En 1980 fundó Portobello, decana de las tiendas de discos de la ciudad, y cuna de infinidad de grupos de música locales

19 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A Coruña se incorporó definitivamente a la modernidad que reinaba en el resto del país en 1980, con la apertura de Portobello, una tienda de discos que ocupaba lo que en su día fue un prostíbulo del Orzán, y que pasaría a convertirse en un referente cultural para infinidad de jóvenes que iniciaron allí su colección de discos, que descubrieron allí sonidos del pasado, presente y futuro que les llevaría a formar sus propios grupos. Que se lo pregunten, por ejemplo, a Xoel López, de Deluxe, o a los miembros de otras bandas forjadas a la sombra del local de rúa Ciega, como Viuda Gómez o los Eskizos. El culpable de que el Orzán contase con un centro neurálgico de la movida se llama Jaime Manso Rey.

Nació en 1947: «Soy cuatro meses más joven que David Bowie, aunque aparento diez años menos que él. Debe de ser porque nunca anduve con drogas». Conserva una mirada cargada de curiosidad juvenil: «Yo me siento un adolescente. Infantil, que no inmaduro. Supongo que tiene que ver con la música, con creer en una utopía, con vivir de un modo alternativo a la sociedad de consumo. Nunca quise ser el más rico del cementerio».

De su niñez en su Betanzos natal recuerda los rigores de una sociedad no demasiado acorde con su revolucionaria personalidad: «Nos ponían los domingos a jugar al fútbol cuando yo lo que quería era ir a bailar». La vida, o más bien su voluntad, lo llevó a Londres, donde estuvo desde 1974 hasta el momento en el que vuelve a su ciudad. «En un principio era una vuelta temporal, pero en dos meses tenía montada la tienda y al final me quedé. Influyó mucho el cariño de la gente». Y es que Jaime no tardó en convertirse en una institución, en un icono pop de la ciudad. La juventud más inquieta se daba cita en Portobello, donde se compartían pasiones y conocimientos: «Venían incluso a desahogarse -recuerda Jaime-. Pero esa generación no ha encontrado relevo hoy en día en la ciudad. La juventud coruñesa ha cambiado la inquietud cultural por el botellón», se lamenta. Se muestra crítico -«no es la edad, de hecho estoy en un período muy tolerante para como yo soy»- porque conoce la situación de cerca.

A pesar de rememorar con cierta nostalgia su etapa londinense, dice adorar A Coruña: «Es tranquila, no hay delincuencia, no hace demasiado frío ni calor... Es una ciudad geriátrico perfecta para alguien de mi edad», bromea.

No son buenos tiempos para el mercado del disco. Pero Jaime no se queja: «Me considero un privilegiado, así que no me importa pagar unos años de oscurantismo por todos los que he podido vivir de esto». No cree que vuelvan los buenos tiempos: «El mal gusto reina con demasiada fuerza. Aunque siempre queda una minoría». En dos años Portobello cumplirá tres décadas: «Algo habrá que hacer... Si es que llegamos», asegura con una sonrisa irónica.