Roqueros con causa

A CORUÑA

Rockers Go to Hell, The Loveless Cousins y The Hound Dogs dan vida al rock and roll clásico en la ciudad

12 feb 2008 . Actualizado a las 11:41 h.

Los tópicos y las leyes no escritas se derriban con evidencias. Siempre se ha dicho que A Coruña era una ciudad musicalmente mod, pero eso parece que ya sea historia. Si se revisa el censo actual de bandas, ni una aparece adscrita a los cánones modernistas, mientras que varias de ellas sí que conectan con el espíritu del rock and roll de los años cincuenta.

Álvaro Dorda, cantante de los Rockers Go to Hell, se engomina el pelo cada miércoles en el Garufa para exhumar los fantasmas de Gene Vicent, Johnny Burnette o Elvis Presley. Lo que empezó siendo un divertimento de fans para los tiempos muertos de las otras bandas de sus componentes (Ultracuerpos. Meu, Los Crueles) lleva ya 14 meses ininterrumpidos: «La gente responde muy bien porque es una música que está en el subconsciente colectivo. Cuando tocamos lo vemos: público que no tiene nada que ver con esto, se pone las pilas y se lo pasan pipa».

No Squares Ever Tag Along es el título del recién editado elepé de The Loveless Cousins. Acorde a sus planteamientos sonoros, solo ha salido en vinilo y ha despertado el aplauso dentro del circuito del rockabilly nacional e internacional. En breve visitarán Inglaterra .«Si te lo montas bien -explica Néstor Pardo, cantante y guitarrista-, puedes viajar, conocer bandas y pasártelo guay, pero no vas a vivir de ello ni ganar un Grammy».

Treintañeros

Aunque el rock and roll en su día fuera el vehículo de canalización de los desordenes hormonales juveniles, hoy en día la situación semeja diferente. «Tú ves a los críos de 17 y no escuchan rock», comenta Felix Collazo, de los Hound Dogs, otro grupo local de filiación rockabilly, todavía en fase maquetera. «La música es para gente de 30 años. Tú vas a un concierto de cualquier cosa y lo ves».

¿Se terminó entonces la rebeldía? «En mi caso no tiene nada que ver con la rebeldía -confiesa Néstor Pardo-: solo me gusta la música y tocar. La gente joven no escucha rockabilly porque tampoco tiene dónde escucharlo. Tú pones la tele y solo hay Operación Triunfo, reggaetón y todo eso».

El Noveccento, en la calle Panaderas, se perfila como punto de encuentro. «Abrió hace poco. Pinchan rockabilly todo el tiempo». Álvaro Dorda, cuando ejerce como DJ en el Velvet, en la Ciudad Vieja, también pone su granito de arena: «Los cincuenta nunca fallan en mis sesiones».