El hostelero cazafamosos

A CORUÑA

Gerardo Romero, a lo largo de sus 43 años de profesión, ha conocido a personajes famosos como Maradona, Richard Burton, Mario Moreno o Charles Chaplin

21 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Gerardo Romero es un clásico en la hostelería. Lleva 43 años ejerciendo una profesión que iniciaba en 1964, cuando consiguió su primer empleo de botones en el desaparecido hotel Embajador de A Coruña. Ahora dirige el Crunia, de tres estrellas, en Culleredo. Es su propietario y además el presidente de los hosteleros en este concello. Su vida es mucho más tranquila. Mucho más que en aquellos tiempos en los que vivió en Suiza y México y conoció a actores, deportistas y cantantes que marcaron época.

Probó suerte en Lausana. Llegó en 1968 al Bean Rivege Palace. Dos años después era ya su maitre. «La madre del rey de España vivía en este hotel. Su padre lo hacía en otro, pero venía a comer y a cenar todos los días» recuerda Gerardo Romero. «Juan de Borbón era extremadamente amable y educado y a todos los españoles nos trataba con especial simpatía, le recordábamos a su país». El Bean Rivege era uno de los establecimientos más lujosos de Suiza. Y lo sigue siendo. Cuando Gerardo se encontraba en él trabajando, los monarcas lo elegían cuando visitaban este país. «Era normal ver al rey Faisal o la reina de Jordania en sus habitaciones». Tampoco podía faltar el glamur del celuloide. Sean Connery era uno de los clientes fijos, en sus primeras épocas cinematográficas. Ricard Burton y Liz Taylor vivieron algunos de los momentos más intensos de su tórrida relación entre estas paredes. Gerardo Romero aprovechó esta nutrida presencia de famosos para iniciar una de sus aficiones preferidas. Se convirtió en cazador de recuerdos. Entre sus joyas más preciadas se encuentra un dibujo realizado por Charles Chaplin con una dedicatoria personal. «Estaba con su hija y con otras mujer que no recuerdo quién era, pero se rieron mucho cuando me dieron el texto». Romero recuerda que las medidas de seguridad en aquella época eran muy distintas a las existentes en la actualidad. «Era más fácil acercarse a ellos y también vivían con menos presión».

Hacia México

En 1976 Romero deja Suiza. Se embarca en una línea de cruceros y dos años después llega a México para instalarse en su capital. Llevaba la dirección de un hotel, en donde se alojaban todas las selecciones y equipos de fútbol que visitaban este país. Allí se alojó un joven Diego Armando Maradona, que ya triunfaba en Boca Juniors, el equipo de sus amores, antes de su experiencia europea. «Estaba con la selección argentina y ya venía con él un sequito de entre diez y doce personas», explica este hostelero. «Hacían vida aparte. Comían todos juntos, pero Maradona era una persona muy simpática y habladora», comenta. «Quise que me firmase un póster con una de sus jugadas, pero me dijo que no podía hacerlo por intereses publicitarios, pero no tuvimos problemas para fotografiarnos», señala Romero. En pocos años montó su propio restaurante, pegado al congreso. Entre sus clientes estaban todos los gobernadores y políticos mexicanos de comienzos de los años 80. Otro de sus comensales habituales fue el mítico Mario Moreno. «Estaba siempre de buen humor. Cuando empezaba a comer utilizaba ese lenguaje acelerado y esa jerga de sus películas y no había quien lo entendiera», recuerda este empresario, quien ahora lleva una vida más relajada con su familia en un tranquilo concello como el de Culleredo.