Isabel Martínez-Barbeito

ÁNGEL PADÍN

A CORUÑA

PLAZA PÚBLICA | O |

05 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

EN SILENCIO y sin molestar, como a ella le gustaba, nos abandonó días pasados la escritora, bibliotecaria, archivera y sobre todo intelectual Isabel Martínez-Barbeito y Morás. Tras una prolongada amistad con su hermano Carlos, mantuve con Isabel una relación digamos que profesional. Los dos amábamos las letras y las artes, ambos soñábamos con el progreso de nuestra Coruña y queríamos que la historia hiciese justicia a esta acogedora y culta urbe que nos vio nacer. Hace algunos meses hablé con ella por última vez, en su refugio matutino de la cafetería O Miño, donde pasaba las horas desgranando las últimas noticias que insertaba el periódico o la novedad editorial del año. Las conversaciones eran breves y en ellas siempre salía a relucir su hermano Carlos, por el que sentía verdadera adoración, y después los restantes escasos minutos los empleábamos en diseccionar su último libro, Notas de un archivo, que el entonces alcalde Francisco Vázquez, «había tenido a bien publicarme», decía. En dos ocasiones anteriores me ofreció enviarme un ejemplar -yo ya lo poseía, pero me dejaba querer- y convinimos en que lo depositaría una amiga suya en el Casino. No tuve la suerte de recibirlo y me quedé con las ganas de repetir un libro que llevase su dedicatoria y firma. Creo que se nos ha ido una singular historiadora de la urbe de nuestros amores. Y digo que se ha ido y no que ha muerto, porque los escritores e historiadores quedan siempre vivos para la posteridad en sus obras y en sus trabajos. Isabel Martínez-Barbeito ha engrosado la larga lista de mujeres coruñesas ejemplares, donde también figuran su madre, María Barbeito y Cerviño, pedagoga pionera y destacada socióloga. Ambas merecen este apasionado y merecido recuerdo.