El «toro» del Matadero

Carlos Fernández A CORUÑA

A CORUÑA

A lo largo de su carrera, el púgil sólo perdió seis de sus 87 combates, y ninguno por K.O. Nunca pudo pisar los rings europeos por el boicot al régimen franquista

03 jun 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

Todos los aficionados al boxeo coinciden en que Francisco Beltrán fue uno de los grandes púgiles españoles de los años 40. Aunque nació en Guanabaca (Cuba) en junio de 1922, poco después sus padres, emigrantes gallegos, se marcharon a Estados Unidos y retornaron a Galicia cuando su hijo tenía doce años. Vivía en la calle del Matadero, de A Coruña, y estudió en los Salesianos, lo que simultaneó con el boxeo, su gran afición. Frecuentaba la sala gimnasio Calvet, en la Galera. Un día se puso a pelear amistosamente con un compañero de colegio, que le venció, lo que picó su amor propio, comenzando a entrenarse con regularidad bajo la dirección de José Vidal. Su primera pelea fue en 1939, contra Rey, en el circo Diana. Con 18 años ya estaba preparado para combatir. En 1940 representó a Galicia en el Campeonato de España de Aficionados, celebrado en Madrid, proclamándose campeón del peso ligero, tras vencer a Mariano Hita, Landa y Arenaza. Le entregó el cinturón y una medalla de oro el general Moscardó, delegado nacional de Educación Física y Deportes. Posteriormente, pasó al profesionalismo, siendo su carrera fulgurante, midiendo sus fuerzas a hombres de la categoría de Victoriano Alonso, Reverte, Castellanos, Gironés II y otros. El combate decisivo de esta época tuvo lugar el 6 de mayo de 1945, en la Plaza de Toros de A Coruña, por el título nacional de los ligeros. Tras un combate de quince asaltos, en un recinto atiborrado de público, Beltrán, al que también se conocía como el toro del Matadero , venció a los puntos al catalán Micó. El redactor de La Voz Ponte Patiño, escribió: «Este título es el premio a tu pundonor deportivo y a la nobleza de tu conducta profesional». Una afección renal mermó sus facultades, por lo que Beltrán decidió retirarse. Luego volvió en 1948, ganando algunos combates y disputando posteriormente el título de los ligeros a Martí III, que le venció gracias a un cabezazo que permitió increíblemente el árbitro. Le pareció tanta injusticia al boxeador coruñés, que éste decidió retirarse definitivamente. A lo largo de su carrera boxística, Beltrán disputó 87 combates, de los cuales tan sólo perdió seis y uno nulo, no siendo derrotado nunca por K.O. En 1950 Beltrán emigró a América, dedicándose a los negocios, permaneciendo dos años en Cuba, otros dos en Estados Unidos, en la República Dominicana y en Venezuela, donde triunfó merced a su dominio del inglés. Por último, Corzo, que había estudiado con él en los Salesianos, le llamó a Venezuela, diciéndole que iba a ser inaugurado en Santiago el Hotel Peregrino y que deseaba que aceptase el cargo de director, como buen gestor que le consideraba. Retornó a España finales de marzo de 1968. Al final no llegó a ocupar dicho cargo en el hotel y se fue de director a otra empresa.