Ruidosos (II)

RUBÉN VENTUREIRA

A CORUÑA

HERCULÍNEAS | O |

23 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

EL MISMO DÍA en que despotricaba en este córner del periódico contra los torturadores motorizados (los que nos atronan con sus motos trucadas y los que ponen la música de su coche a volumen discotequero con las ventanillas abiertas), me bajé a la playa del Orzán a echar una siesta y me topé con otra fatídica subespecie de castigador sonoro: el bañista con minicadena. Entre las hordas playeras, ninguna tan molesta como ésta, pues supera en constancia al Roberto Carlos frustrado que de vez en cuando atina con un balón en testa ajena. A punto estaba de ligar el sueño acunado por la nana de las olas, cuando irrumpió el verbo repetitivo de un rapero yanqui. Recordé a Bruce Willis en El último boy scout , cuando el malo lo tiene a su merced, bien atado, y le espeta: -Quiero verte sufrir. Y el Willis contesta ufano: -Pues ponme un rap. El rapero me hizo sufrir. Y también lo padecieron los demás bañistas, todos a merced del gusto de aquella pandilla de maleducados. Pero nadie les dijo nada, quizá porque de su aspecto se deducía que no aceptaban peticiones. Guardé la toalla y me fui. Por el paseo circulaba una patrulla de la Policía Local, ésa que deja hacer a los torturadores sonoros. ruben.ventureira@lavoz.es