«Estamos hasta las narices»

Xurxo Fernández Fernández
XURXO FERNÁNDEZ A CORUÑA

A CORUÑA

CARMEN VALIÑO

Pasajeros del aeropuerto y sus familiares expresan su enfado por el «overbooking» y los desvíos Las horas de espera dan tiempo para pensar y hay quien lo hace. En Alvedro, cancelaciones y retrasos han facilitado que nazcan teóricos de la aviación en pleno aeropuerto. Teresa Golpe es un ejemplo. Esperando a su marido ha encontrado la relación entre las estaciones del año y los desvíos de vuelos: «Ahora está fatal, pero en invierno es peor. Tienen la excusa perfecta para mandar los aviones a Vigo o a Santiago, aunque allí haga peor tiempo. Estamos hasta las narices». Si todo sigue así, cualquier día a Alvedro le nace un Einstein.

15 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

A Teresa le acompaña su hijo. El pequeño no para de correr de un lado a otro. Hoy ha tenido suerte, el avión de papá es puntual y no equivoca su lugar de destino. Mamá asegura que no suele ser así: «La semana pasada tuvimos que ir a buscarlo a Santiago, y ya nos ha pasado lo mismo cantidad de veces». A los desvíos se les une ahora un nuevo y preocupante problema: el del overbooking . Siguiendo con la teoría de las estaciones formulada por la mujer, Alvedro tiene la peculiaridad de extender a la primavera un fenómeno típico del verano: el que lleva a las compañías a vender billetes de más y que deja a muchos pasajeros sin sitio en el avión. Teresa cuenta que eso le ha dado problemas en más de una ocasión a su marido, y al poco tiempo aterriza el avión de las siete de la tarde y aparece su esposo para confirmarlo. José Leyte no quiere más puntualidad, se conformaría con que hubiera «más aviones». Su petición la apoya con hechos: «El otro día perdí el avión y me dijeron que era imposible encontrar más plazas en cualquier otro, que iban todos hasta arriba y que tendría que quedarme a dormir en Madrid. Al final nos metieron a mí y a otros más en un vuelo a Santiago, todos rebotados de nuestro destino, que era Alvedro». Rebotados a Santiago De estos rebotes hablan más pasajeros. Fermín Sande cuenta su caso: «Cancelaron nuestro vuelo y tuvimos que ir en otro que aterrizaba en Lavacolla. Noventa personas íbamos para A Coruña y sólo treinta a Santiago». Rocío Rodríguez sale por la puerta de llegadas con sus bolsas de competición en el carrito. Ella le echa la culpa a Madrid de los males que padece el aeropuerto coruñés: «Más de una vez me he quedado fuera, aunque yo había comprado mi billete. Resulta que había otra persona para mi misma plaza y él había llegado antes». No es el único percance del que protesta: «Hace poco me tocó esperar más de siete horas a que el avión saliera de Barajas». Los usuarios de Alvedro están hartos de retrasos, cancelaciones, overbooking y desvíos.