CONTENIDO PATROCINADO
OFRECIDO POR GRUPO COUNTRY HOMES
03 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosy Costoya (Melide) dirige desde el municipio lucense de Rábade el grupo gallego de referencia en el sector inmobiliario para la compra y venta de propiedades singulares. Casas rurales, de labranza, pazos y hasta aldeas abandonadas —cerca del mar y en la montaña de Galicia— forman parte del catálogo del Grupo Country Homes, que también incorpora a su oferta negocios que se presentan como una oportunidad de futuro en el Camino de Santiago.

—¿Qué tipo de oferta inmobiliaria hay en el Camino de Santiago?

—De todo tipo. Nosotros hemos vendido desde complejos turísticos a albergues, restaurantes, y casas particulares, más o menos grandes. Normalmente, la gente que busca comprar en el Camino de Santiago quiere compaginar la vida con el negocio.

—¿De qué precios hablamos?

—Desde miles de euros hasta varios millones. Nosotros hemos vendido un resort turístico en el Camino por cinco millones de euros, que es una cifra considerable para los precios que se mueven en Galicia.

—¿Hay más o menos oferta que en otras zonas?

—Los inversores que a nosotros se nos acercan no lo buscan de manera específica. Cuando es para negocio, puede que sí, pero cuando es para vivir con tranquilidad, no tiene por qué. Es decir, el Camino de Santiago tiene su público, pero no es todo el que lo quiere a todas horas y siempre. Para los que buscan calma, de hecho, no es su primera elección.

—¿Es el Camino un buen escaparate para captar al inversor extranjero?

—Cuando alguien no sabe situar Galicia en el noroeste de España, si le dices que es «Saint Jacques de Compostelle» a los franceses, o que es el Camino de Santiago, en cualquier parte del mundo, saben que existe. Es decir, nos ayuda a ponernos en el mapa. Efectivamente, sin lugar a duda, es un buen escaparate.

—¿Cuál es el perfil del comprador mayoritario?

—Gente, de entre 30 y 50 años, que invierte de 100.000 a 400.000 euros para vivir y rentabilizar. Saben que trabajando de abril a noviembre son capaces de sacar un buen sueldo, con cinco meses de vacaciones.

—¿Por qué, entonces, se ponen a la venta negocios en el Camino?

—Para no morir de éxito. La intensidad del trabajo no es para cualquiera: genera un agotamiento físico y mental que lleva a la extenuación a quienes los regentan. Son personas que acaban viviendo la experiencia de manera muy intensa y personal, porque en muchos casos no pertenecían al gremio; personas que deciden vender cuando, al cabo de unos años, ganaron todo lo que consideran suficiente para el resto de sus días. Además, hay poca mano de obra, tanto en hostelería como en limpieza. Pero no hay ni un solo negocio en el Camino de Santiago que no sea rentable. De hecho, no me negocian el precio.