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La fábrica del millón de mascarillas

Grafoplás ha sumado una nueva fábrica a sus instalaciones para la producción de Radex con la máxima seguridad
Grafoplás ha sumado una nueva fábrica a sus instalaciones para la producción de Radex con la máxima seguridad CESAR QUIAN

Líderes en el sector del material escolar y de oficina, Grafoplás pone su grano de arena contra el covid con una línea de máscaras de alta calidad. Su producción supera los 1,5 millones de unidades al mes

16 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Son los mayores fabricantes de España de productos escolares y de oficina. Grafoplás lleva desde 1964 liderando este sector «desde Galicia y con mucho orgullo». Su reacción ante la pandemia obedece a esa responsabilidad y compromiso que llevan por bandera. En marzo del 2020 arrancaban una nueva línea de negocio. A su catálogo de cuadernos o mochilas se sumaban las mascarillas. «La idea surgió en el arranque de la pandemia. En vista de la situación de los hospitales, con un desabastecimiento tremendo de productos sanitarios básicos, pensamos que podíamos y teníamos la obligación de hacer algo al respecto», explica Rafael Fernández, gerente de Grafoplás.

Para esta compañía, ubicada en Culleredo, el momento llamaba a la acción. A demostrar su músculo. «No bastaba con importar, había que generar un centro productivo cercano y con rapidez de respuesta».

Con las mascarillas, que venden bajo la marca Radex, llegó también un cambio en su estructura. A las cuatro fábricas que ya tenía Grafoplás, se incorporó una quinta instalación. «Está dedicada a la nueva línea de productos y, como tal, se ha integrado totalmente al resto, con el añadido de que las mascarillas tienen sus propios protocolos y obligaciones. Por ello, decidimos crear la fábrica partiendo de cero», explica Fernández sobre un recinto diáfano de 3.000 metros cuadrados adaptados a la legislación sanitaria. De este modo, entre mascarillas quirúrgicas y FFP2, esta firma coruñesa supera ya los 1,5 millones de unidades al mes. «Las fabricamos con los mejores materiales, todos ellos biocompatibles, con gomas sin látex y con los mejores niveles de fabricación y respirabilidad y libres de grafeno. Somos responsables y transparentes, y más si cabe en un tema tan delicado como este. En el mercado vemos de todo, productos y ensayos y certificaciones falsificadas, empresas que venden sin licencia de la Asociación Española de Medicamentos y Productos Sanitarios», comenta el gerente de Grafoplás sobre Radex, que suma también otros productos, como pantallas faciales, mamparas de metacrilato o desinfectantes de la empresa Tesis Galicia, ubicada en Areas, Pontevedra.

«Tenemos varios canales de venta. Por un lado, la red comercial de Grafoplás suministra los productos a nuestros clientes tradicionales, como son papelerías o suministradores de colegios. También tenemos distribuidores que las venden en farmacias, en el entorno sanitario o en el mundo de la empresa». A esto se suma una web específica de venta al cliente final.

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la «sala blanca»

«La fábrica de mascarillas cuenta con sus propios protocolos, exigencias y normativas. Son tremendamente estrictos y diferentes a los de una fábrica convencional». Y es que estas mascarillas se fabrican en lo que se denomina una «sala blanca»: «Solo se puede acceder con bata, mascarilla, gorro, guantes y previo uso de desinfectantes. Cada vez que se entra y sale, se repite el proceso». Unos requisitos que se aplican también a las materias primas y a la entrada y salida de productos acabados. «Cuando empezamos la fabricación de un lote, tenemos que enviar muestras al laboratorio para que hagan cultivos microbianos y esperar a su autorización para proceder su producción». Un proceso complejo que incluye trabajos previos, como el ensayo de biocompatibilidad. «Se hace para determinar si los materiales en contacto con la piel son citotóxicos o irritativos. No hemos encontrado una sola mascarilla en el mercado que cuente con este ensayo. Lo mismo con el grafeno: es un átomo de carbono que impide el crecimiento de bacterias y hongos lo que, a priori, lo hace parecer un componente idóneo para este producto. El problema es que, al inspirar, esas cantidades ínfimas, pueden generar problemas pulmonares». Lo hacen teniendo en cuenta el tiempo que la mascarilla está en contacto con la piel, para garantizar que no produce alergias o irritaciones, pero también por reforzar la exigencia que se ha marcado la compañía. «Como dato significativo, nuestras mascarillas FFP2 fueron seleccionadas para proteger a los miembros de todas las mesas electorales de la Comunidad de Madrid el pasado 4 de mayo».