Tras revivir a Levante y Granada, ahora afronta el reto del cuadro vigués
19 feb 2013 . Actualizado a las 12:22 h.Abel Resino (Velada, Toledo, 1960) no teme a los retos. Desde que en 2004 comenzara a moverse entre banquillos, su carrera ha estado marcada por su capacidad para resucitar a equipos al borde del abismo. Lo hizo con el Levante en la temporada 2006/07 y lo repitió el curso pasado con el Granada. Con el Celta intentará hacer bueno el dicho de que no hay dos sin tres.
Más de tres décadas dedicado en cuerpo y alma al fútbol contemplan a este toledano que se forjó un nombre defendiendo la portería del Atlético de Madrid. Fue precisamente en el club colchonero donde comenzó su flirteo con los banquillos. En la temporada 2004/05, casi una década después de que se retirase en el Rayo, comenzó a desempeñar tareas de entrenador de porteros. Concluyó el curso siendo el segundo de César Ferrando, y unos meses más tarde ya volaba solo al frente del Ciudad de Murcia, con el que rozó el ascenso a Primera.
Fue en su segundo año como entrenador cuando a Resino se le presentó el primero de sus retos mayúsculos. Reflotar a un Levante al borde de la zona de descenso en la jornada 18. Sustituyó a López Caro y consiguió reflotar al equipo sumando seis victorias y seis empates en 20 partidos, dejando al club en la décimo quinta plaza con 42 puntos. Por caprichos del destino Resino estaba al frente del Levante que presuntamente se vendió al Athletic en la última jornada de la Liga, enviando al Celta a Segunda División. Su segunda temporada en el conjunto levantino no llegó a buen término, y en la jornada siete De Biasi se hacía cargo del equipo.
Castellón fue la siguiente parada de Abel Resino. Asumió las riendas de la plantilla en Segunda y lo dirigió hasta la jornada 22, cuando el Atlético de Madrid le ofreció el puesto del destituido Javier Aguirre. Su carácter ganador y su capacidad para trasladar vitalidad y confianza a los jugadores hicieron que en el club madrileño le confiase el reto de la zona europea. Resino no lo dudó y regresó al vestuario colchonero, clasificando al equipo para Liga de Campeones. Y entonces un nuevo giro del destino hizo que fuese Paco Herrera el que asumiese el puesto del toledano al frente del Castellón. Resino, tras ser destituido en su segunda temporada en el Atlético, llegó a Valladolid en el 2010 y le metió en play off.
Salvavidas del Granada
Tras unos meses lejos de la banqueta, en enero del 2012 el Granada recurrió a Resino para intentar reflotar al club. En la jornada 20 asumía la dirección de de un equipo que había sumado 19 puntos en 19 partidos y se movía en el limbo. «Chegou a metade de tempada e adaptouse perfectamente aos xogadores. Traía o seu estilo, pero adaptouno aos futbolistas», recuerda Roberto Fernández Alvarellos, portero del Granada.
El técnico reflotó el espíritu y el juego de los nazaríes conduciendo al equipo a la ansiada permanencia. «É un adestrador que saca moitísimo rendemento dos futbolistas e que deixou unha gran impresión en Granada». Tiene claro su fútbol, asegura Roberto, y presta especial atención «á solvencia defensiva». Reforzar los ánimos parece ser su especialidad, y en un Celta de capa caída, tendrá trabajo en ese campo.
Hoy comienza su nuevo reto. Conseguir un pleno de salvaciones con tres equipos distintos. No es tarea sencilla, pero Resino no se amilana. Su primera prueba de fuego, cerrando el círculo, será ante el Granada.
«É un adestrador que lle saca moito rendemento aos futbolistas», dice el chantadino Roberto