Paso al frente de la defensa del Celta en una cita práctica

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Paco Herrera cumplió su palabra y todo volvió a su sitio en el conjunto vigués

27 nov 2012 . Actualizado a las 12:48 h.

Se hizo de rogar y costó lo suyo, pero por fin el Celta consiguió puntuar lejos de Balaídos. Lo hizo con victoria en La Romareda en un partido en el que los celestes demostraron un grado de madurez que pudo haberles faltado en ocasiones anteriores. Esta vez los de Herrera fueron prácticos. Primero no encajar, y luego tener paciencia y esperar el momento. La fórmula, perfectamente ejecutada, se premió con tres puntos.

Once de gala

Apuesta a lo seguro. Ha tenido que cumplirse un tercio de Liga para que Paco Herrera repitiera un once. Lo hizo ayer al apostar por Mario Bermejo como enganche, dejando a Park en la caseta hasta la segunda parte. Hasta el momento el rendimiento del futbolista cántabro está por encima del del coreano, y ante un Zaragoza tan correoso como el que ayer se vio, el entrenador del Celta no quiso arriesgar.

El esquema

Y todo volvió a su sitio. Herrera lo había anunciado. «Todo volverá a su sitio», y cumplió. Michael Krohn-Dehli y Augusto Fernández se pegaron de nuevo a la línea de cal en un 4-2-3-1 que el técnico celeste moldeó situando a Borja Oubiña muy próximo a los defensas. El entrenador no quería sustos, así que instó al capitán a reforzar el trabajo de la zaga. Al retrasar al mediocentro, Bermejo también se vio en la obligación de atraer su posición.

La apuesta

Atar puntos desde la defensa. El Celta quería regresar a casa con puntos, así que Paco Herrera primó el control defensivo frente a la ambición ofensiva. Visto el juego del Celta, la prioridad estaba clara, ante todo no encajar, y luego, pues ya se vería. El equipo acató a pies juntillas las instrucciones y se comprobó en la implicación de todos a la hora de controlar al Zaragoza. Eso repercutió en la cara ofensiva de los celestes, que se mostraron mucho menos en ataque hasta que, mediada la segunda parte, se abrió el partido. Entonces, sí se vio al Celta jugón y ambicioso.

El balón

Ceder el esférico para no encajar. La apuesta conservadora del Celta tuvo su traducción en la posesión de balón. Los de Paco Herrera renunciaron al esférico, cediéndoselo a un Zaragoza que, aunque se pasó casi todo el duelo en campo celeste, o no fue resolutivo, o se topó con las providenciales manos de Javi Varas. Fue superado el ecuador de la segunda parte cuando, con el partido franco, y sobre todo tras los cambios de Jiménez, el Celta se liberó más de la presión rival y se animó a jugar el balón. Se vio entonces un Celta mucho más cómodo, menos encorsetado y más ofensivo. Las apariciones de Iago Aspas así lo demostraron. Y su gol también.

La defensa

La zaga no quiere complicaciones. El gol ante el Mallorca ha servido de toque de atención a la defensa celeste, que ayer se mostró mucho más práctica a la hora de despejar balones. Los vigueses sabían que no podían conceder segundas oportunidades, y se lo tomaron al pie de la letra. La receta de no dar concesiones al rival e implicar a todo el equipo tuvo como premio acabar con la portería a cero.

La disputa

Presión y desgaste. El Celta tuvo que sufrir y sobreponerse durante buena parte del partido a la intensísima presión del Zaragoza. Los de Jiménez dieron un recital de intensidad y presión asfixiando a los vigueses y recluyéndolos en su campo hasta bien entrada la segunda parte. Esa presión maña, sumada al planteamiento conservador de los visitantes, mostró a un Celta diferente al habitual.

Los cambios

Arriesgar sin necesidad. Justo tras el primer gol Paco Herrera sacó del campo a Álex López para dar entrada a Park. Fue una decisión arriesgada, visto que quedaban diez minutos.