Convencer antes que vencer

Miguel García LUGO / LA VOZ

CDLUGO

Óscar Cela

15 oct 2023 . Actualizado a las 21:13 h.

Mi primera temporada en el CD Lugo fue el año 1988. Julio Díaz era el entrenador de ese equipo y había coincidido con él en el Bergantiños el año anterior como cedido por el Sporting de Gijón. Fue una gran temporada en el Anxo Carro. Jugamos un fútbol muy atractivo que enganchó al aficionado y por momentos tuvimos opciones de meternos en la pelea por el ascenso. Solo ascendía un equipo y no había play off. En las sucesivas temporadas con Julio Díaz en el banquillo, con cambios en la estructura del equipo, acostumbrábamos a iniciar con un modelo de juego combinativo, pero nos daba un plazo, ocho partidos. Nosotros nos lo creíamos y él, impasible, esperaba la jornada ocho para dar un giro al modelo de juego y empezar a ganar partidos de forma continuada. Cualquiera podría pensar que dilapidar ocho jornadas de treinta y ocho es una locura. No quiere decir que en esas jornadas no sumáramos puntos pero él necesitaba que el jugador se convenciera de que ese cambio era bueno para todos y prefería pagar ese peaje.

El CD Lugo de la temporada 2023 cumplió ayer su octavo partido. Es oportuno hacer una reflexión. Los equipos empiezan a entrenar cuarenta días antes del inicio de temporada, en esa cuarentena entrenan los distintos modelos de juego que los técnicos entienden que van a utilizar con más frecuencia. Valoran las individualidades de cada jugador y esa aportación la introducen en los modelos que mejor se ajustan. Luego de repente llega la competición y da la sensación de que se acaban todas las probaturas. Nada más lejos de la realidad, se sigue perfeccionando la idea, se incrementa la complejidad de las acciones, se afinan los mecanismos y se convence al jugador de qué es lo mejor para él y para el equipo. En este trajín, puede haber modificaciones, variaciones, alteraciones y correcciones al modelo de juego. Aceptarlo con normalidad por parte del cuerpo técnico y jugadores suponen una oportunidad de crecimiento y una mirada más segura al futuro inmediato. Por supuesto aquí entra la paciencia oportuna que requiere todo trabajo hasta ver los resultados perseguidos.

Ayer el equipo sumó su segunda jornada con triunfo después de muchos meses. No dilapidó ocho jornadas, fue un aprendizaje y una toma en consideración de lo que mejor le conviene. No va a ganar todos los partidos de la competición, pero lo noto ya convencido de lo que debe y no debe hacer. Al margen de modelos de juego y de comparaciones absurdas, veo un equipo enganchado a una idea, como aquel que comenzaba la liga en la jornada número ocho.