La importancia de crecer desde abajo

Marta de Dios Crespo
MARTA DE DIOS LUGO / LA VOZ

CDLUGO

Alberto López

Sergio Navarro, ex coordinador de metodología del Villarreal, compartió experiencias con la cantera del Lugo

30 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacer un futbolista requiere mimo. Son años de paciencia y dedicación acompañando a los chavales en un proceso de maduración lenta. Cuando las cosas se hacen bien, algunos cristalizan en grandes jugadores y la mayoría en grandes personas. Lo sabe bien Sergio Navarro, ex director de metodología del Villarreal. «Lo más importante es formar a chicos y a personas, que tengan pasión por la vida, que quieran aprender y que quieran su contexto. En este caso a Lugo, su ciudad, su equipo, que quieran demostrar a nivel futbolístico que quieren ganar a otros equipos en otros espacios. Si juegan un poquito mejor al fútbol, también», dice el técnico que esta semana compartió sus experiencias con los rojiblancos.

Navarro sabe que la cantera es una escuela de vida y por eso la dimensión del aprendizaje tiene que ser tan global: «Jugar al fútbol es más que un 4-4-2, hay que comer bien, hay que dormir bien, hay que saber de emociones, de desarrollos, de relaciones personales y también de fútbol» y advierte serio que «no hay recetas a la hora de trabajar con personas y siempre necesitas estar aprendiendo, leyendo e informándote».

Frojado en metodologías con la base en el Rubin Kazan de la Premier rusa, Navarro bregó durante varias temporadas en el Villarreal. Dejó el club amarillo la temporada pasada y se embarcó en una nueva aventura a bordo del Karpaty ucraniano como entrenador. «Soy así de raro», justifica su marcha de España, «yo me siento entrenador y tengo una responsabilidad conmigo de querer formarme. Fue una decisión egoísta por crecimiento». Destituido hace meses, ahora busca nuevos horizontes y aprovechó un impás para recalar en Lugo a compartir sus experiencia con los entrenadores de la base rojiblanca.

«Ya que no podemos acercar a todos a ciertos sitios, para que vean cómo funcionan en otros lugares, intentamos traer aquí esos lugares. De lo que yo conocí hubo dos personas que me marcaron mucho, una de ellas es Sergio», dice Adrián Laureda, responsable de la cantera lucense: «Me parecía que a lo mejor ellos podían generar cosas que yo no era capaz».

Hace tres años que el Lugo decidió tomarse en serio el trabajo con la cantera. Cultivar una buena base tenía que ser la primera piedra en la era de Tino Saqués en la presidencia del club. «El presi cree que esto es importante y da los recursos para que tengamos a gente a jornada completa, tengamos estas oficinas. A partir de ahí es buscar personas con inquietudes para que nos ayuden a mejorar», explica Laureda. Llevan tres días hablando «sobre fútbol, sobre personas, educación y formación. Intentamos que vieran lo que se podía hacer en sitios donde el tema de la competición era muy exigente», argumenta.

Cómo formar a un Pedraza

Navarro esboza una sonrisa cuando habla de Alfonso Pedraza. El futbolista, criado en el Villarreal, le dio al Lugo muchas alegrías durante unos meses la temporada pasada. «Es un angelito, tenía un corazón que...». No se lo piensa mucho si le preguntan qué hace falta para llegar a darle forma a un Pedraza: «Recursos, muchos recursos. Cuando hablo de recursos no se trata exclusivamente de presupuesto, la cantera del Villarreal tiene un presupuesto difícil en comparación con otras canteras. Cuando digo recursos es primero tener claro que quiero mejorar a estos chicos y una vez teniendo claro hacia dónde vamos, todos tienen que ayudar y permitir que esto pase. Todo tiene que ir en la misma dirección, qué tipo de jugador y de persona quiero hacer en mi equipo».

Uno de los principales conflictos que se le presentan a una cantera es cuando tiene que decidir si prefiere apostar por el jugador o por el éxito del equipo. El Lugo vive en esa disyuntiva por la necesidad que tiene de acercar su filial al primer equipo. «Es la dificultad de nuestro deporte y de nuestras condiciones, no está reñido mejorar a la persona, al jugador y al equipo. Cuando entra en algún conflicto hay que ser coherente con lo que uno quiere y no hay que judicializar ninguna decisión. ¿Qué es lo que buscamos? A partir de ahí ser consecuente con las decisiones que tomamos. Cuanta más competitividad hay en una estructura, esos chicos aprenden a tener más dificultades y si aprendes eso cuando das un pasito más, se supone que vas a tener más rendimiento. Aunque puede ser que no». Porque en el fútbol, como en la vida, no todo son matemáticas.