La Liga de Segunda está cumpliendo el primer cuarto de un campeonato del que solo se sabe como están clasificados los equipos ahora, pero no como los veremos al final. Esta es la cuestión. El Lugo viene sorprendiendo muy favorablemente a propios y a extraños, sobre todo a sus seguidores parte de los cuales lo ven y les cuesta entender la entereza y gallardía que el conjunto de Quique Setién luce a la hora de plantar cara a unos rivales casi desconocidos en el historial de club lucense.
Del Deportivo diremos que no se puede ofrecer un juicio firme, porque tuvo unos comienzos desconcertantes para entrar en un trayecto que le está permitiendo recuperar aquel terreno perdido hasta vérsele ahora, igualado a 17 puntos con los lucenses y un Córdoba que se permite estar ahí arriba gracias a los 3 puntos que se llevó de Riazor en donde ganó (0-1) mediante una legal y picaresca estrategia para batir la portería coruñesa.
La realidad dice que atrás quedan diez jornadas, cifra que debería ser suficiente para atreverse con un pronóstico sobre objetivos más alejados, pero sería un osadía que en el mundo del fútbol suelen tener consecuencias que llevan a una posterior lamentación. Por ahora, lo recomendable es intentar superar el rendimiento del equipo, reconociendo los fallos y no vender los empates en casa como si fuesen triunfos.
La diferencia del resultado frente al Real Zaragoza significó la pérdida de 2 puntos, que no fueron 3 por pura casualidad, hay que reconocerlo. Lo que se consiga está por ganar, porque el campeonato no hace más que empezar.