Mismos puntos, méritos dispares

Marcos Pichel

CDLUGO

Lugo y Racing firmaron el empate en el Ángel Carro en un derbi en el que los locales tuvieron más ocasiones

23 feb 2009 . Actualizado a las 17:59 h.

No satisfizo del mismo modo el empate que firmaron ayer el Lugo y el Racing, porque en el cómputo global de los resultados de la jornada, con las derrotas de Ponferradina, Lemona y Zamora, los ferrolanos se acercan a los cuatro primeros puestos. Sólo se jugó en el inicio del partido, después, pareció que ninguno quiso ganar, aunque por ocasiones, los inquilinos del Ángel Carro se mostraron más incisivos que los visitantes. Eso sí, el punto los deja en la tabla casi como estaban.

Porque la posición de ambos equipos en la clasificación (uno, el Racing, con la intención de sumarse de una vez al carrusel de ascenso; otro, el Lugo, en persecución de un sueño, el de la promoción, que se desvanece en un febrero para olvidar) hacía presagiar un derbi marcado por la intensidad. Si los primeros instantes parecían confirmarlo, con el paso del tiempo los equipos se enfrascaron en un juego infructuoso, con apenas destellos de calidad.

En los 20 minutos transcurridos desde el inicio del partido, el Lugo salió decidido a acorralar a un Racing demasiado temeroso: los ferrolanos cumplían con lo mostrado en sus anteriores desplazamientos, y los lucenses aprovecharon para encontrarles sus miserias en defensa, entre Sergio (en ese período el Obús de Portomarín creó peligro por varios partidos), y Tornero, que apoyado en Poratti convirtió la banda derecha del ataque local en un pasillo cuesta abajo. Los ferrolanos no salían de la cueva, no encontraban la forma de encadenar dos pases; Garmendia se encargaba de impedírselo.

El Racing salió decidido a tapar al principal motor creativo del Lugo, a Rubén Durán. Lo consiguieron, apartándolo de la zona donde genera peligro, alejándolo de Sergio, único delantero local. Sólo despertaría en el último tramo del encuentro. Sin embargo, se encontraron con con que los rojiblancos apelaban a la verticalidad de sus alas y a la potencia de Sergio. El esquema, con eficacia variable, se repetiría durante todo el encuentro. Aunque el Racing intentaría estirarse en la segunda mitad (en la que se hizo con el control del balón), siempre encontró respuesta de los locales a la contra.

Gol, a la primera

Pese a su timidez arriba, el Racing dio primero. Kamal, su referente en punta, en uno de los pocos balones que tocó (su imponente silueta pasó desapercibida), fue derribado de forma discutible muy cerca del área. Era la segunda aproximación del Racing, en el minuto 15 -el Lugo ya había mostrado sus garras-, y Sanjulián, el central, mandaba a la red el balón de golpe franco directo, con un derechazo a media altura (inútil la estirada de Javi Muñoz, que llegó a tocar el cuero).

Golpe en la mandíbula para un Lugo más activo. Pero entonces apareció Sergio en su versión original, el que hace bueno el apelativo de obús, el que se vale de su potencia y picardía, para, entre dos defensores racinguistas, meter un inesperado pie en el área y batir a Reguero entre la indecisión de sus zagueros. Era el minuto 19. El Lugo acosó un instante más, pero el partido decayó, haciéndose más y más aburrido hasta el final. Los locales generaron ocasión tras otra, aunque en el último suspiro, Sanjulián mandó por encima del larguero la victoria.