El museo de la muralla de Lugo repasa la historia del monumento

Gadea G. Ubierna

CDLUGO

27 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Más de 400 personas han cruzado ya la undécima puerta de la muralla de Lugo, abierta hace apenas tres días. Se trata del Centro de Interpretación de la Muralla, el nuevo museo de la capital, en el que no hay cuadros ni esculturas que observar, pero que trata de explicar la historia y la influencia del monumento en la ciudad a lo largo de la historia.

El museo, ubicado en un edificio del siglo XVIII y en pleno casco histórico, tiene cuatro plantas. La primera es una oficina turística presidida por una fotografía de la ciudad, que cubre todo el suelo y es la única imagen física que hay del monumento en todo el centro.

Las tres plantas restantes tienen una distribución simétrica, tanto física como temáticamente. Es decir, aunque cada una de ellas se ha dedicado a una época diferente (desde el Lugo anterior a la Muralla hasta el actual), la organización de los contenidos es la misma. Por una parte, cada uno de los pisos tiene un vídeo en el que se explica cómo han visto los ciudadanos el monumento y cómo ha influido en el día a día de la capital. Además, hay varias pantallas táctiles con simulaciones sobre cómo era la ciudad y algunos edificios relacionados -o no- con la Muralla; y otras con datos sobre personajes y lugares relevantes.

En la parte derecha de cada planta hay un apartado con aspectos más «tradicionales». Se trata de una serie de paneles con textos que complementan lo expuesto en las pantallas y vídeos. Por ejemplo, quiénes participaron en la construcción del muro romano o cuándo se construyeron los accesos y las cinco puertas contemporáneas.

Con esta distribución y elaboración de los contenidos se pretende que sea el propio visitante el que decida cuánto tiempo quiere invertir en ver el centro. Así, puede hacerlo en veinte minutos o en dos horas si se detiene en cada una de las pantallas o paneles.

Museo diferente

Estas peculiaridades son las que hacen que el nuevo edificio no se califique de museo al uso, sino de centro de interpretación. Esta característica se acentúa con el hecho de que hay muy pocas piezas en vitrinas para observar: algunas vasijas, restos de un capitel o elementos decorativos típicos del modernismo lucense, que desaparecieron cuando se derribaron todas las casas adyacentes al monumento en la operación Muralla Limpia.

La oferta expositiva se completa con una biblioteca monotemática, que de momento solo tiene treinta o cuarenta ejemplares, para que los visitantes consulten o compren los libros.

Abre todos los días, mañana y tarde y, de momento, la entrada es gratuita.