Un resplandor en el templo alertó del incendio a dos vecinas, que avisaron al párroco
26 dic 2013 . Actualizado a las 13:22 h.La principal joya escultórica del santuario de la Virxe da Barca, el retablo barroco del altar mayor, mandado construir por Francisco Mourín, administrador del conde de Maceda, al artista compostelano Miguel de Romay en el año 1717, se perdió por completo. El conjunto, restaurado recientemente, dentro de las obras de rehabilitación del templo en la que se invirtieron más de 400.000 euros, estaba dividido en tres cuerpos horizontales y tres calles verticales separadas por pilastras con abundante decoración, que, gracias a los trabajos realizados, se encontraban libres de humedades y lucían su aspecto original.
Junto a él, el fuego se llevó decenas de imágenes y elementos decorativos -únicamente se salvaron una docena de tallas también afectadas por el calor y el humo-, entre ellas el estandarte, con un trabajo textil de más de año y medio, o la réplica de la Virxe da Barca, toda vez que la original no está habitualmente en el templo, debido a que se guarda en lugar más seguro.
Las primeras en atisbar la magnitud del desastre fueron Dolores Caamaño y Barca Castro, dos vecinas de Muxía que corren todos los días por la zona del santuario, como hicieron ayer, día de Navidad, esta vez con sendas linternas porque en sus casa no había luz cuando salieron.
Al santuario llegaron sobre las ocho de la mañana. Y les olió a humo. También había algún cascote. «Por unha das ventaniñas do lateral, vimos un reflexo, pensamos que quedara unha vela encendida, pero despois xa vimos que saía fume», relatan. Y fueron a avisar al párroco, Manuel Liñeiro, que acudió con ellas. Él abrió una puerta pequeña, «e xa vimos todo o lume». «Teño o olor na nariz. Aquilo ás nove da mañá era moito. É impresionante o sentimento que tes no corpo. Entroume moito frío, encollinme», dice Dolores Caamaño.