Tres años de cárcel por marcar a su pareja con un hierro a fuego «como si de un animal se tratara»

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CEE / LA VOZ

CEE

Un vecino de Cee no tuvo reparos en grabar su nombre en la espalda  de su novia mientras dormía

09 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Un vecino de Cee aprovechó que la mujer con la que mantenía una relación de pareja se quedó a dormir en su casa para grabarle la inicial de su apodo en la espalda, con un hierro incandescente, «a imagen y semejanza de lo que se hace con el ganado, como si de un animal se tratara».

Así de claro lo ve el juez de lo Penal Número 6 de A Coruña, Francisco José Ruano, que acaba de condenar a tres años de prisión a Antonio Ricardo Lema Sanjurjo, alias Kaito, por los hechos ocurridos el 10 de junio del 2013 en su piso de la localidad ceense de Brens. Esa noche, tal como da por probado el juez, Kaito y Carmen Alonso Navarrete, con la que mantenía «una relación de pareja» aunque él lo niegue, estuvieron tomando copas en distintos locales de la zona, la última en un bar de Corcubión. De allí, sobre las tres y media o las cuatro de la madrugada, se fueron a la casa del ahora condenado, que tiene antecedentes por delitos de tráfico, y, después de que le sirviese un zumo de naranja y un vaso de agua, la mujer se durmió.

Al día siguiente por la tarde, cuando se estaba duchando en su casa, Carmen notó un escozor en la espalda y vio que le salía la piel. Tenía una cicatriz en la zona lumbosacra en forma de K con trazos de 5, 3 y 3 centímetros y una anchura de 8 milímetros. Exactamente la misma marca que, según declaró la víctima, le había propuesto hacerle ya tiempo antes -incluso le habría mostrado el hierro en cuestión-, algo a lo que ella se negó tajantemente.

Aunque no ha quedado acreditado en ningún momento durante la investigación, para Carmen no hay duda alguna de que el procesado, que es ATS de profesión, le suministró algún tipo de droga porque no se dio cuenta de nada, y al día siguiente aún se sentía como si la hubieran «anestesiado». Indicios que coinciden con lo señalado por el médico forense para quien es «obvio» que en el momento de una quemadura así «una persona debe darse cuenta». Por todo ello, y aunque el acusado negó incluso que la mujer hubiese dormido en su casa, con unos argumentos que la sentencia tacha de «irrisorios», el juez da por buena la versión de la víctima, que vio por esto agravado el cuadro depresivo que ya tenía.

Las partes han recurrido el fallo porque el condenado pide la absolución, y la víctima, que lo condenen, además de por lesiones, por un delito contra la integridad moral.