«Cuando cogimos el club iba de capa caída y con riesgo de desaparecer»

A LARACHA

Ana García

«De aquel ascenso a Segunda B me quedo con todo, el trabajo de los jugadores, del técnico y de los compañeros de directiva. Siempre remamos en la misma dirección. Ese fue el éxito» ESPECIAL ASCENSO A SEGUNDA BJosé Luis Calvo Pumpido Presidente de honor del Grupo Calvo y máximo dirigente del Bergantiños de 1984 a 1987

19 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

? Futbolero confeso, el paso de los años y el continuo cambio de los horarios de los partidos hizo que dejara de ser socio del Deportivo, del que fue abonado 34 años. De ese amor por los colores blanco y azul queda como recuerdo una foto en su despacho en la que aparece junto con una nieta, ataviada con la bufanda del Deportivo: «Esa foto se hizo el día del Centenariazo», relató con orgullo. José Luis Calvo Pumpido es presidente de honor del grupo conservero Calvo y durante cuatro temporadas fue el máximo dirigente del Bergantiños, al que llevó, junto con el resto de directivos, a sus más altas cotas deportivas, incluido un ascenso a Segunda B en la temporada 86-87. De aquella etapa guarda «un grato recuerdo y muchos amigos».

José Luis Calvo recordó como se hizo con las riendas de la entidad: «Venía de un viaje de A Coruña y me pasaron una llamada para decirme que me esperaban en O Mexillón. Mi sorpresa fue cuando, entre otras personas, estaba Monolo Rega, lo cual me hizo sospechar». La propuesta fue tomar las riendas del Bergantiños». Y añadió: «Cuando cogimos el club iba de capa caída y a punto de desaparecer. Estaba abajo en la Preferente camino de Primera autonómica». Lo primero que hizo la nueva rectora «fue liquidar la deuda». El Bergantiños debía por aquel entonces «un millón de pesetas. La mitad se pagó a final de aquella temporada. El resto, en la siguiente. El club quedó desde entonces a cero».

Sin números rojos al acecho, fue el momento de iniciar el proyecto deportivo: «Esto es como en casa: si gastas más de lo que ingresas, ya sabes lo que pasa». La directiva aprovechó el tirón que tenían equipos como el Sada, el Xallas o el Paiosaco. «Hacíamos taquillas de 250.000 y 300.000 pesetas, incluso de 500.000». Calvo cree que la clave de aquel éxito fue «acertar con los jugadores y los entrenadores contratados». En cuatro años, el Bergantiños pasó de ir en el furgón de cola en la Preferente al ansiado ascenso a Segunda B. Y justo en el momento más dulce de la presidencia, José Luis Calvo decidió dejarlo: «Fueron cuatro años muy intensos, de mucho trabajo y dedicación». Pero por aquel entonces el Grupo Calvo empezó a adquirir «una relevancia espectacular» y los viajes se sucedieron: «No podía compaginar ambas cosas». De aquel ascenso a Segunda B se queda «con el trabajo de los jugadores, del técnico y de los compañeros de directiva». Y añadió: «Siempre remamos en la misma dirección. Ese fue nuestro éxito».

«Veo similitudes con aquella etapa»

José Luis Calvo Pumpido ve al Bergantiños asentado en lo social, lo económico y en lo deportivo. Y cree que puede dar el salto de categoría en cualquier momento. Pero también dejó claro que jugar en Segunda B supone un reto muy importante. Y puso como ejemplo las dos campañas en las que el club estuvo en la categoría de bronce del fútbol español. «Había partidos en los que la recaudación de la taquilla no llegaba ni para pagar a los árbitros. Venían equipos como el Sestao y llenaban menos que el Baio, por poner un ejemplo». La clave del éxito y el modelo de club es la correlación de ingresos y gastos. Para ello, el papel de la afición y de los socios resulta fundamental. «Ahora veo ciertas similitudes con aquella etapa en la que estuvimos nosotros. Al campo van muchos aficionados. Si cada domingo acuden 250, 300 o 500 personas implica que hay un respaldo. Tengo plena confianza en la gestión de mi hermano [Luciano] y sus directivos». Y añadió: «Mi hermano [Luciano] sabe hacer bien las cosas, tiene sentido común, saber administrar y delegar [es presidente del Grupo Calvo]. Además fue el impulsor de las Escolas Luis Calvo Sanz y del torneo internacional alevín. Seguro que tienen un plan ya trazado por si el equipo lograse el ascenso».

Además de cuadrar balances, José Luis Calvo tiene claro que la base del éxito de un club es estar al lado de la gente: «Nosotros al acabar un partido siempre bajábamos al vestuario para dar apoyo, insuflar ánimos. Que vieran que no estaban solos. Era importante que los jugadores supieran que se los escuchaba. Un jugador rinde más cuando se siente arropado. De esa unión nace el compromiso, el trabajo y el hacer bien las cosas. A nosotros aquella forma de trabajar nos sirvió de mucho».