Viento

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo ENCRUCIJADA

CARBALLO

22 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en los meses de verano los vecinos de la comarca escuchamos que el viento empieza a soplar con fuerza, pronto giramos la vista hacia los montes, temerosos de que un nuevo desalmado prenda la mecha para volver a hacer de las suyas y destruir otro trozo de ese gran patrimonio natural que es de todos. Son varios los lugares donde el fuego ha dejado su huella en los últimos días, arrancándonos un poco más de ese pulmón verde. Los delincuentes del mechero los han quemado sin ningún tipo de miramientos, muchas veces aprovechando la oscuridad de la noche para perpetrar estos atentados contra el medio ambiente que ponen en peligro muchas vidas humanas.

Porque cada vez que las columnas de humo se elevan al cielo, hay decenas de personas que se arriesgan para vencer a las llamas en una lucha cuerpo a cuerpo. Pero también están los que sobrevuelan en helicópteros e hidroaviones y hacen maniobras imposibles para recoger agua en el mar y soltarla sobre el fuego. Sin olvidarse de los vecinos que viven cerca de estas zonas y que ven como cada año los incendios se suceden a las puertas de sus casas y están a punto de quemar todas sus propiedades.

Los intereses que están detrás de los incendios deben ser muy rentables para que pesen más que las vidas humanas y los daños medioambientales que ocasionan los fuegos en la comarca.

Muchas veces se dice que el dinero está por encima de todo, pero cuesta mucho creer que algunas personas prefieran ver la tierra negra en los montes al paisaje verde que cada año se castiga con más fuerza.