El 31 de mayo de cada año se celebra el Día Mundial Sin Tabaco. Esta celebración informa al público acerca de los peligros que supone el consumo de tabaco, las prácticas comerciales de las empresas tabacaleras, las actividades de la OMS para luchar contra la epidemia de tabaquismo, y lo que las personas de todo el mundo pueden hacer para reivindicar su derecho a la salud y a una vida sana, y proteger a las futuras generaciones.
No sabemos exactamente cuándo el hombre comenzó a utilizar el tabaco, pero fue un mal momento para la humanidad. Parece que ya en el año 1.500 antes de Cristo existían pipas para fumar tabaco.
Sabemos que el humo del tabaco contiene más de 7.000 sustancias nocivas para nuestro organismo. Destaca la nicotina, sustancia adictiva, que aumenta la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la contractilidad del corazón. Por otro lado, el alquitrán contribuye a la inflamación y tiene efectos nocivos sobre los vasos sanguíneos. Otra de las sustancias nocivas para nuestro organismo es el monóxido de carbono que se genera en la combustión del tabaco. Este actúa disminuyendo la cantidad de oxígeno en la sangre, disminuyendo la oxigenación de nuestro organismo.
El tabaco, está demostrado, que junto a la hipertensión y el colesterol son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
El hábito tabáquico mata cada año en el mundo a 7.000.000 de personas, cada día mueren 19.000 personas como consecuencia de este hábito. El riesgo de padecer enfermedades del corazón aumenta con la cantidad de tabaco fumado y los años de consumo. Pero no solo el tabaco fumado es nocivo, sino también lo que se llama la exposición pasiva, es decir, aquellas personas que están aspirando el humo de los que fuman.
Pero seamos positivos, hoy en día existen métodos eficaces para dejar de fumar y disponemos de excelentes profesionales en nuestra sanidad que pueden ayudarle a dejar de fumar. Tenemos por delante un horizonte lleno de optimismo, el que hoy se refleja en este Día Mundial Sin Tabaco.