Un paquebote con base en A Coruña

La Voz

CARBALLO

24 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Uno de los buques con base en A Coruña fue La Cantabria. El 28 de abril de 1770 comenzó su construcción en Bilbao junto a los paquebotes La Infanta, La Diligencia y La Diana, que terminó en mayo de 1771. Se sabe que para estos cuatro buques se emplearon 32 cañones, escasa dotación en consonancia con la prioridad dada a la velocidad como mejor arma defensiva.

El 15 de junio de 1771, en lo que parece una magnífica marca de construcción y puesta a punto, La Cantabria parte desde A Coruña con destino a Buenos Aires. El retorno comenzó el 1 de febrero de 1772. Casi un año después, el 20 de febrero de 1773, el navío embarranca en algún punto en las inmediaciones de la punta de A Corno, en Cabo Vilán.

Había partido de Montevideo, al mando de Cosme de Bringas Careaga, natural de Portugalete y vecino de A Coruña. La Cantabria arribó a las costas de Galicia con muy mala visibilidad que perduró varios días, con vigías apostados en la arboladura. Ante el riesgo de chocar contra la costa durante la noche, su capitán dio orden de poner el navío a la capa para esperar al día siguiente sin riesgo de embarrancar. A ello se disponían, cuando a las ocho de la noche chocaron contra los bajos de las Quebrantas, unas peligrosas piedras en la ría de Camariñas. El choque provocó varias vías que lo anegaron, «desde donde fueron llenos de agua a perecer junto al peñasco de tierra firme que se dice el Villano».

En el momento del naufragio transportaba 57 personas entre pasajeros y tripulantes, de los que solo sobrevivieron 6 marineros. Entre el pasaje destaca la presencia del gobernador de las islas Malvinas Miguel de Bernarani, que viajaba con dos criados. Diez soldados de tropa, un cabo y un sargento figuraban a bordo. Todos fallecieron.

Su capitán, Cosme Bringas, pereció junto con la mayoría de su tripulación. No hay constancia histórica de que su cadáver apareciera aferrado a la rueda del timón, aunque como figura poética está muy lograda.

Pronto comenzaron las tareas de salvamento. Desde A Coruña se envió personal de los Correos Marítimos y de Hacienda para dirigir la recuperación de la valiosa carga que transportaba, consistente en treinta zurrones de monedas de plata y oro, 16 mil cueros al pelo, y los equipajes y muebles de los pasajeros quienes viajaban de vuelta a la metrópoli con todo su ajuar.

Buzos a pulmón, marineros y peones consiguieron rescatar numerosos efectos tanto de la carga como pertenecientes al pasaje. Como recuerdo, conservamos la relación de todo lo rescatado del naufragio.