Las agresiones empañaron el San Xoán de Carballo más tranquilo de los últimos años
CARBALLO
La coordinación entre la Policía Local, la Guardia Civil, la comisión de fiestas, el Concello de Carballo y los demás servicios de emergencias posibilitó que las fiestas de San Xoán que acaban de terminar fuesen unas de las más tranquilas de los últimos años. Los continuos altercados, las peleas y los accidentes de tráfico, que marcaron algunas de las ediciones anteriores, quedaron en el olvido. Sin embargo, dos hechos puntales de extrema gravedad, que además se produjeron en momentos considerados de baja peligrosidad por parte de los agentes, empañaron el balance global de las celebraciones.
El primero tuvo lugar en la calle de la Iglesia el jueves, justo cuando los fieles participaban en la procesión de San Xoán. Un vendedor ambulante de origen africano golpeó a otro comerciante natural de Perú, en el transcurso de una disputa por la colocación de sus respectivos puestos. El joven agredido tuvo que ser hospitalizado con heridas en la cabeza. Recibió el alta aquel mismo día y ahí se pararon las actuaciones policiales, porque prefirió no presentar denuncia.
El sábado por la noche, mientras actuaban las Cantareiras de Ardebullo, una familia de O Carrizal agredió a puñetazos, patadas y palos a un matrimonio de Carballo por un asunto relacionado con la violencia machista.
Satisfacción
Al margen de estos incidentes, los responsables de la seguridad ciudadana están satisfechos con el resultado de las fiestas. Los operativos de la Guardia Civil y la Policía Local, que se reforzaron de manera especial las noches del 23 y el 25, concentraron las patrullas disponibles en la capital municipal para vigilar algunas zonas claves como la calle de la Estrella.
Las cachelas vecinales también se desarrollaron con total normalidad. El único problema se produjo en San Cristovo donde una hoguera mal apagada provocó un pequeño incendio forestal. En este barrio también aparecieron restos de botellón cerca de la iglesia.