Un buen tirón de orejas

CARBALLO

ARA SOLIS | O |

16 ago 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

ESTOY DISPUESTA a empadronarme en el ayuntamiento que se atreva a crear un cuerpo de policías medioambientales. Prometo votar a aquel que se atreva a multar a los vecinos cochinos que me hacen la vida imposible y que casi a diario consiguen sacarme de mis casillas. Esos y ésas que limpian su casa con primor y después tiene la feliz idea de sacudir el trapo, la escoba o las alfombras por la ventana, justo cuando alguien pasea feliz por la acera. Los mismos que todavía tienen más que decir cuando se les reprende por su actitud. O esos que después de fregar el portal tiran el cubo de agua sucia a la calle, sin importarles quién está pasando en ese momento. Y aquellos que van escupiendo por las esquinas o te estornudan o tosen en la nuca mientras haces cola en la caja del supermercado. O los que, amantes de la fauna doméstica, crían a un cachorrillo y lo sacan a pasear a diario para que corra feliz por los jardines y avenidas, pero no se molestan en recoger sus excrementos, quizás con la idea de que alguien los pise y se acuerde de ellos y de su perro. O también esos que son incapaces de aguantarse y aprovechan cualquier esquina o solar vacío para hacer sus necesidades. O los que tiran la basura fuera de hora para librarse de los malos olores en casa, pero apestan a los transeúntes. O los que parecen divertirse tirando papeles al suelo o por la ventanilla de sus coches. O a los que les gusta comer pipas a todas horas y también parecen disfrutar llenando las calles de cáscaras. Todas estas actitudes podrían evitarse con un poco de educación, pero, desgraciadamente, cada vez son más comunes y parece que a este paso sólo las multas podrán acabar con ellas. Así que lo dicho, votaré a quien tenga mano dura. Y valor para dar un buen tirón de orejas a los cochinos.