Setecientos vecinos participaron en el tradicional encuentro que se celebró en la plaza de O Bosque
01 jun 2019 . Actualizado a las 20:31 h.Cada año, entre finales de mayo y principios de junio, los mayores de Outes tienen una cita en su agenda: la comida de confraternidad, que hoy reunió a cerca de setecientas personas. «Fueron algunas más de las que contábamos al principio», confesó la alcaldesa en funciones, Beatriz Molinos, que fue la encargada de saludarlas «una por una, y aún me quedan unas trescientas», explicaba a media tarde y cuando todavía estaban con el café.
La celebración había comenzado varias horas antes con una misa en la capilla de A Serra, a la que siguió una sesión vermú amenizada por el grupo Aires de Broña, y que ya tuvo como escenario la carpa instalada en la plaza de O Bosque. El intenso calor se convirtió en el invitado incómodo de la fiesta y hubo que abrir los laterales para que entrase algo de aire en el recinto, además de regar con frecuencia la cubierta del toldo para ayudar a refrescar el ambiente.
Merecido homenaje
Beatriz Molinos fue la encargada de dar el discurso de bienvenida, y además de agradecer la asistencia, volvió a insistir en que «estas personas con juventud acumulada son la memoria de Outes, los que guardan la cultura y la tradición, y los jóvenes deben tenerlos como referentes y aprender de su sabiduría». La regidora en funciones también quiso recordar que este homenaje es un simple regalo por «el gran esfuerzo y trabajo que han realizado a lo largo de su vida para sacar adelante a sus familias y al concello».
No hubo sorpresas y, un año más, el menú del Encontro dos Maiores de Outes estuvo formado por empanadas, pulpo á feira, y carne ao caldeiro, que se sirvieron en abundantes raciones para que nadie se quedara con hambre. Como colofón a la celebración, y aunque el calor no dejó de apretar en ningún momento, hubo una sesión de baile amenizada por Aires de Broña, y en la que más de uno demostró que puede bailar mejor que cualquier joven.