Suso Santamaría hablaba ayer del músico y del amigo, y lo hacía en presente, con un tono de voz inconsciente
13 jul 2015 . Actualizado a las 10:10 h.Titulaba La Voz el 28 de junio: «Javier Krahe elige Boiro para despedirse». Quedándose solo con la letra grande, se podía concluir que el mítico músico había decidido retirarse a sus 71 años, edad a la que habría que aplicarle los «coeficientes reductores» de una vida intensa en todos los sentidos y sentimientos, para hallar la duración exacta, pero muy por encima de ambos dígitos. Pero no, al entrar en la información quedaba claro que lo que anunciaba Krahe era un año sabático.
Ni él mismo podía sospechar que aquella actuación en A Pousada das Ánimas iba a ser la última de su gira vital, y en uno de esos locales pequeños, con encanto, donde le gustaba cantar para poco público. Ni que el Pousadiño concedido por los clientes del establecimiento se convertiría en el broche a una carrera llena de reconocimientos, puede que de más valor material, pero no sentimental.
Suso Santamaría hablaba ayer del músico y del amigo, y lo hacía en presente, con un tono de voz inconsciente de la marcha de un artista que dio lustre a la Pousada y que puso al local en la senda de las grandes salas, pero no era una inconsciencia propia de la indiferencia, sino la inconsciencia de saber que Krahe es inmortal, que se ha ido el cuerpo, pero ha quedado su ánima, su música, su rebeldía de juventud que le acompañó hasta que el corazón dijo basta.
Javier Krahe quizás ha sido el músico de primera fila que más veces visitó Boiro, y queda en el aire la duda de si Boiro ha sabido corresponderle. Los clientes de A Pousada si lo han hecho, premiándolo de varias formas, con el Pousadiño y con su asistencia a los conciertos, un privilegio del que pueden presumir unos cuantos, muchos, porque el compositor madrileño que compartió escenarios con reconocidos artistas como Sabina, intervino 18 veces en la sala boirense, renunciando a su caché, nadando a favor de la corriente de la amistad con Suso Santamaría, que ayer hablaba de Krahe como de un maestro que le orientó para hacer un mítico local: A Pousada, que ha sumado otra ánima, la de un eterno de la música.
OBITUARIO