El chófer y el genio

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

XXX

19 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las pocas cosas que me gustan de la inteligencia artificial es que trae consigo viejas cuestiones filosóficas sobre el bien, el mal y la consciencia. Los ingenieros informáticos se erigen como los nuevos filósofos. La lengua de los dioses ya no es el griego, sino el código binario. Paralelamente, muchos creemos que la verdadera poesía se encuentra ahora en la física. Siendo Einstein el renovado Homero. «Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón a E=mc^2».

Al genio alemán le arrojabas un átomo y lo bajaba al pie como Zidane. Con las puntas del bigote detectó ondas gravitacionales que fueron confirmadas por superordenadores en el 2016. Hay una anécdota que contaba Sagan sobre el carácter especial del profesor. Albert Einstein recorrió varias universidades en Estados Unidos para hablar de la Relatividad General. Un día en que el físico se encontraba cansado, comentó a su chófer: hoy no me apetece dar esta conferencia. A lo que el chófer contestó que si quería podría darla él, que llevaba escuchadas tantas que podría hacerlo sin problemas. Pararon en un hostal y el chófer se dejó el mostacho típico del Nobel. El parecido era notorio, por las risas, el chófer haría de Einstein y Einstein haría de chófer.

Con Einstein sentado al fondo, el chófer clavó la charla en el salón de la facultad, perfecta. Nadie sospechaba nada. Pero un profesor presente le hizo una pregunta sobre el comportamiento de los bosones. A lo que el imitador, señalando al fondo, contestó: «Caballero, esa pregunta me parece tan básica que voy a dejar que se la conteste mi chófer».