Justicia a la carta

BARBANZA

13 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Alguna vez he tenido que sentarme delante de un juez y casi siempre me dieron la razón. Una vez que no sucedió así, pienso que fue por culpa del juez y también de mi bisoñez. Yo entonces no sabía que las leyes se pueden cumplir «a la carta», «a según» y «con ciertas condiciones». Confieso que no conocía bien las argucias del PP. Si entonces las llegase a conocer, me iba a oír su señoría. Aquella vez, cuando no me dieron la razón, era yo menos culpable que esos altos magistrados quienes, el mes pasado, no quisieron cumplir los plazos para no tener que nombrar a los dos correspondientes del Constitucional. En cambio, yo acudí al juzgado a la hora y día que me fijaron y fui condenado, mientras a ellos, a pesar de su desacato, no les pasó nada.

—¡Bo! No me compare usted su nimio caso con los de las altas magistraturas. Estamos hablando de una obligación constitucional y eso solo nos concierne a nosotros. ¡Y a este gobierno se le ocurre darnos tres meses de plazo para resolver un caso tan complejo! Aún no aprendieron que los altos tribunales no tienen reloj.

—Ya, ya sé que Montero cerró la relojería, porque si no, eso se lo solucionaría él en un pispás—, le dije inocentemente y sin acritud a tan altas instancias.

Claro, con tanto trabajo como tienen, solo tenían tres meses para decidir acerca de una cuestión tan peliaguda como es la de acatar la ley de un gobierno lleno de comunistas bolivarianos y separatistas en declive. Además de tomar una decisión tan rápida, ¿qué dirían quienes esperan la sentencia sobre la ley del aborto de Zapatero que lleva 12 años en el cajón? Se produciría un clarísimo agravio comparativo. Y las cosas de palacio tienen que ir despacio.

Pero ahora que dimitió el pobre de don Carlos Lesmes, después de sopesar su decisión durante cuatro largos años, parece ser que entre Sánchez y Feijoo habrá un acuerdo, mediante el cual el PP y los togados acatarán la Constitución sin demora, con una pequeña, mínima condición.

—¡Uff! Menos mal y bien por don Alberto Núñez. Seguro que don Emiliano García?Page estará encantado…

—Sin retintín. Deje a Emiliano que es del PSOE de siempre. Y ¿cuál es la condición?

—Pues que dentro de seis meses se cambie la ley para elegir a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, de acuerdo con una ley nueva que suceda a esta.

Ya ven lo que es la vida. Eso mismo es lo que podría haberle dicho yo a su señoría la vez que me condenó. Tendría que haber negociado: «Haga el favor, no me aplique hoy esta ley, prefiero otra que van a negociar. Le prometo que esa sí la cumplo».

Pero no creo que me hiciese caso. Yo no soy don Alberto ni represento un partido serio que se caracteriza por acatar todas las leyes que le convienen. Y seguro que tendría que aguantar la siguiente filípica:

—Por favor. Déjese de confundir al personal. Ya leí su comentario del año pasado justificando las sentencias de los tribunales europeos en contra de España. Nosotros somos un país serio, católico y con una justicia independiente. ¡Qué nos van a enseñar a nosotros unos jueces que necesitan peluca para reforzar su auctoritas, si aún no hace mucho, la mayoría de esos protestantes europeos estaban bajo el yugo de España!

¡Uff! Tendré que tener cuidado. Creo que los togados me leen, y a mí seguro que no me libra nadie de cumplir la ley en vigor.