La última

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo ENCRUCIJADA

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

«Parecía que ella se podría haber salvado del triste final, pero no ha resistido el envite del bicho: la última palmera de los jardines Valle-Inclán se desmorona»

06 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Aguantó estoicamente mientras todas sus compañeras iban sucumbiendo poco a poco en los últimos dos años. Parecía que ella se podría haber salvado del triste final, pero no ha resistido el envite del bicho: la última palmera de los jardines Valle-Inclán se desmorona.

Mientras sus hermanas más grandes habían sido colocadas en cuatro enormes pedestales redondos y fueron las primeras en caer, su situación estratégica -arrinconada al fondo de la alameda de A Pobra- había provocado que pasara desapercibida para gran parte de los vecinos y también para el incómodo invasor, que finalmente también la ha descubierto. A duras penas se mantiene en pie, ha quedado totalmente calva sin sus palmas y presenta un estado muy delicado, como el de un enfermo terminal que está dando sus últimos estertores. Lo previsible es que en las próximas semanas pase por la cuchilla para así evitar que los temporales del otoño-invierno acaben acelerando su final de un golpe de viento.

Aunque es cierto que no es una especie autóctona de Galicia, estas palmeras de los jardines pobrenses se habían convertido en toda un seña de identidad del municipio. Algunas superaban los cien años de vida, y miles de vecinos y visitantes han paseado o jugado a su alrededor mientras veían como cada vez se hacían más altas y más imponentes.

Pero llegó el picudo rojo, una pandemia que para ellas ha sido más demoledora que el coronavirus, e hizo que la alameda de A Pobra se quede sin una gran parte de su esencia. Como recuerdo, se mantienen los cuatro grandes círculos en los que estaban plantadas, y que dos años después siguen guardando su ausencia.